El bailaor sevillano presenta «Edad de Oro» y triunfa en el Festival de Flamenco en Tokio.
Los japoneses que llenaron el hall del Shinjuku Bunka Center en Tokio acabaron extasiados con la presentación de Israel Galván.
Su presentación en el segundo día del Festival de Flamenco en Tokio, auspiciado por la cadena de tiendas Parco, marcó el retorno triunfal del bailaor sevillano a un país que lo acogió desde 1986, cuando venía integrando la compañía de su padre. Desde entonces ha venido a Japón tantas veces que no recuerda cuántas, pero no ha sido hasta ahora que ha podido presentarse con su propia obra.
Galván puso sobre el escenario su “Edad de Oro”, uno de sus trabajos más clásicos de su exquisito repertorio que en España le han creado tantos apasionados seguidores como detractores por la peculiaridad de sus movimientos y la osadía de sus coreografías.
El domingo 13 de octubre, se escucharon en el hall de Shinjuku cuatro interminables salvas de aplausos que también premiaron por igual la brillante actuación de David y Alfred Lagos, cantaor y guitarrista de esta obra.
Al final de la presentación, Galván ha conversado con International Press para reflexionar sobre su forma de baile, Japón y el futuro del flamenco.
ipcdigital: Tienes argumentos para valorar al público japonés por la cantidad de veces que has venido, pero cómo lo has sentido ahora, presentándote con algo tuyo en el Festival del Flamenco en Tokio.
Israel Galván: El público de Japón respeta mucho. Es verdad, había venido muchas veces, pero nunca me habían visto bailar solo. Sí que me habían visto en otros lados, pero en Japón no. Volver aquí después de muchos años, con algo mío, lo he vivido como si fuera mi consagración.
ipcdigital: “La Edad de Oro” es una obra que la presentas desde 2005..
Israel Galván: Ya tiene como 200 funciones, es una obra que no pasa de moda, siempre fresca porque es la esencia del flamenco. Es un guitarrista, es un cantaor, es uno que baila y digamos que es más nada. Solamente baile, cante, música, y eso no pasa de moda nunca. Es también un formato barato porque hoy en día no da para llevar de viaje a una compañía tan grande. Es una cosa que funciona muy bien en el aspecto artístico y práctico.
ipcdigital: La singularidad es que siendo una obra muy clásica, no la baila cualquiera. La baila Israel Galván, y desde ese momento ya es distinto.
Israel Galván: Yo tengo mi lenguaje en el que me expreso bailando flamenco. Pero la obra también es la comunicación que hay entre guitarra, cante y baile, dándole a cada uno su lugar. Es como intentar de lo mínimo sacar algo grande. Como venimos de un flamenco muy rítmico, que ha evolucionado en 60 ó 70 años con cajón, saxo, piano, obras de teatro, esta obra es como una regresión a ese pasado, al flamenco de antes, que se podía hacer en un cuarto con un guitarrista, un cantaor y bailaor. Pero claro, lo hago con mi libertad.
ipcdigital: Explícanos más sobre esa manera que tienes de encontrar sonidos en tu cuerpo, ese movimiento de manos, esa estética tuya, o cuando nos parece que eres ave o cuando es posible que bailas ante un espejo imaginario..
Israel Galván: Yo he bailado desde chico, entonces digamos que he pasado varios ciclos. Llega un momento que decido que para seguir bailando feliz necesito disfrutar del baile y me doy totalmente libre. Eso porque las formas y figuras del flamenco están muy hechas y lo que intento es romperlas, bailar con toda fluidez y libertad, con toda la energía del flamenco que tengo dentro. La energía flamenca no se olvida porque sería otro tipo de danza, podría ser otra cosa, como hago tantas cosas…
ipcdigital: Podría ser tap..
Israel Galván: Podría ser tap, butto, lo que sea, pero lo que intento es que siempre haya un gesto flamenco.
ipcdigital: A lo largo de este tiempo te refieres mucho al gesto flamenco como una clave..
Israel Galván: Me fijo en el gesto flamenco cuando no están bailando. Un flamenco pide un taxi de una manera y una persona común de otra. Al flamenco le sale una parada con la mano (levanta el brazo con estilo, como si estuviera bailando) y dice taxi. Hasta para recoger un vaso hay gesto. El flamenco es como un virus que lo tienes desde chico y no lo sueltas, vives con él, y lo que tienes que hacer es intentar que no te canse, que sepas llevarlo porque es una manera de estar conectado siempre con la tierra y con el aire, para cuando salgas al escenario no te sientas muy raro, sino que sigas siendo el que eras fuera, la continuidad, quizá un poquito más exagerado…
ipcdigital: Sin embargo, esa manera de entender el flamenco te ha costado. Hay personas que no comparten tu manera de bailar, te critican porque quieren ver un poco el gesto de siempre.
Israel Galván: Creo que yo he pasado por un desierto porque antes bailaba flamenco más clásico, pero cuando decidí ‘quiero bailar para mí’ y mostrarlo entonces pasó empecé a sentirme en un sitio de nada. La gente flamenca decía que no era flamenco, la gente de danza decía que no era danza, que era flamenco. Entonces he estado sin pasaporte como tres o cuatro años.
ipcdigital: Qué obra marca esa metamorfosis en su danza?
Israel Galván: Yo creo que desde “Los zapatos rojos”, en el 98 en Sevilla (“¡Mira! Los zapatos rojos” – X Bienal de Arte Flamenco 1998). Para mí era una cosa muy bonita, pero sentí que el público hizo “crack”. Se partió, gente que no le gustaba nada y gente que le gustaba mucho. Antes de eso todo el mundo ‘muy bien’, todo el mundo muy contento, pero a partir de ese día… Es lógico y normal que cuando bailas transmitas cosas, puedes crear una alegría o una devoción, pero también casi odio. Y bien, porque el arte no puede ser una cosa para reírse o como una película flojita. El arte tiene que remover, debe ser para bien o para mal. A mí me gusta que se para bien, pero me gusta también cuando se van del teatro con esa expresión de no me agrada y me voy ya.
ipcdigital: Te consideras un trasgresor del flamenco?
Israel Galván: No, yo no hago una cosa forzada. Lo que intento decir es que somos flamencos, pero vivimos en el mundo de hoy. Yo soy una persona que puede hablar de muchas cosas. De las guerra, del amor o de la nada, o de los animales o de las personas, como un pintor o qualquier artista. Los flamencos tenemos derecho a hablar de lo que sea.
ipcdigital: Pasemos a Japón. Te explicas por qué la pasión de los japoneses por el flamenco?
Israel Galván: Es la pregunta que siempre se hace. Cuando yo no había nacido ya había japoneses bailando en Sevilla profesionalmente. O sea, los japoneses para mí son maestros. Sí, porque antes yo naciera ya bailaban profesionalmente como Yoko (Komatsubara) o (Shoji) Kojima. Ellos tienen una relación con el flamenco larga. Ahora, porqué ha conectado? Yo lo que creo es que el flamenco te ofrece la oportunidad de abrirte a ti mismo. Cada vez que se baila flamenco se deja un poquito de vida, hay que romperse, porque si no el flamenco no se transmite. Y los japoneses, a lo mejor, con todo el respeto que tienen, con toda su cultura, el flamenco es para ellos una herramienta para poder gritar lo que no pueden.
ipcdigital: Es posible explicar España sin flamenco.
Israel Galván: En España hay muchas cosas diferentes. No he bailado en Galicia, en Santander, y en muchos sitios. Muchas veces me resultan muy cercanos otros países. Yo he bailado más en Francia que en España. Siento más familiar bailar fuera porque es verdad que valoran más lo que ven. Los de allí dentro, como lo tienen siempre, pues no.
ipcdigital: El futuro del flamenco en España está asegurado? Se dice que hoy hay menos niños españoles que estudian flamenco, que no es como antes.
Israel Galván: Es verdad que antes que había que más niños que estudiaban flamenco para divertirse, ni tanto para ser profesionales. Pues eso se ha cortado. Los niños hacen baloncesto, tienen otras actividades. Antes de 500 niños, a lo mejor 10 seguían profesionalmente, pero eso ya no hay. Es difícil encontrar a un niño que diga “yo quiero bailar flamenco”. Yo creo que van a seguir bailando flamenco los que salen de la familia. Yo tengo dos hijos, a lo mejor uno de los dos sigue. El flamenco del futuro va a ser una cosa de familia. Las academias de flamenco están llenas de gente que viene de afuera. Y pueda ser que el futuro del flamenco, dentro de X años, sea de la gente que viene de afuera, que los únicos que bailen flamenco sea gente de afuera.
ipcdigital: Pueda ser que dentro de 25 ó 30 años el nuevo Israel Galván sea japonés.
Israel Galván: Yo creo que ocurrirá un poco más tarde. Aún hay una generación que todavía está vigente, pero no me sorprendería que dentro de 100 años el flamenco lo lleven desde fuera, y no en España porque se perderá. (Luis Álvarez Silva/ipcdigital)
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