Por Jorge Barraza*
“La FIFA nos toma el pelo, hay selecciones mejores que la nuestra”, fue el comentario de un lector colombiano el fin de semana último. Colombia alcanzó este mes el tercer puesto en el Ránking Mundial de la FIFA y hubo gente del país de Valderrama que hasta se ofendió (la gata de doña Flora no tiene ni para empezar con algunos). Lo real es que entre las 209 selecciones que puntúan, Colombia es tercera por propio mérito.
Si hay algo de lo que FIFA puede presumir es de su prescindencia absoluta tanto en las posiciones del Ránking Mundial de selecciones como de quien gana el Balón de Oro. A estos no los “da” la FIFA; los técnicos, capitanes y periodistas votan un vencedor. A las otras no las “pone” ni más más arriba ni más abajo, se ubican solas de acuerdo a su desempeño. Es como el ránking del tenis. La ATP no los sube ni los baja. No hay ponderación, se trata de una aséptica fórmula matemática ligada a cada resultado.
El método de elaboración tiene en cuenta 4 aspectos: a) el marcador (derrota, empate o victoria); b) importancia del partido (desde un amistoso hasta uno mundialista); c) fuerza de los contendientes con respecto a su puesto en la clasificación; y d) fuerza de la confederación a la que pertenecen (UEFA, Conmebol, etc.). Esto da un valor cuatrienal. Cada año que entra va cayendo el más viejo y se reemplaza por el nuevo.
Esto último explica la muy buena figuración peruana actual. Descarta una temporada mala como la del 2009 (en julio de ese año estaba 86°) e ingresa su ascendente actualidad. Por eso aparece más alto que otros que lo aventajan en la Eliminatoria: Perú es hoy 19°, Chile 21°, Venezuela 36°. Al asumir Sergio Markarián, Perú era 39°. Progresó. Pero nadie se lo va a agradecer: el hincha quiere ir al Mundial y no mira cómo estaba, lo que tiene.
El Ránking se hace sólo. Y la fórmula es simple, no tiene secretos (se puede ver en Fifa.com). Perú y Uruguay jugarán entre sí su próximo encuentro eliminatorio el 6 de septiembre. Antes del juego, ambos pueden calcular los puntos que obtendrán de acuerdo al marcador final.
Brasil ganó sus 5 compromisos en la Copa Confederaciones y subió del puesto 22 al 9. Lo que significa que el Ránking no es caprichoso ni está inmóvil. El que gana, sube; si pierde, baja. Ecuador ascendió al 10mo. casillero a medida que el triunfo le sonreía. Luego perdió en Lima, empató con Argentina y cayó al 18vo. Colombia hace dos años era 30a. Subió 27 peldaños. El Ránking es reflejo fiel del presente de cada uno.
Pero el periodismo es camaleónico. En general, reacciona de acuerdo a la ubicación de su país. Si es buena, destaca la noticia casi con euforia. Si es mala, descalifica al ránking (“Es absurdo, ¿quién elabora eso…?”).
Hay una frase, muy repetida, que conduce al error. La que dice, por ejemplo: “No creo que Colombia sea el tercer equipo mejor del mundo”. El Ránking no habilita a decir que porque ocupa el tercer lugar es uno de los tres mejores del mundo, se trata sólo de una referencia, de su posición actual. Está entre los mejores, eso sí.
Es como si en una carrera de Fórmula Uno un corredor marcha tercero; esto no implica que sea “uno de los tres mejores pilotos del mundo”. No. Es uno de los más calificados; que en ese momento va tercero. Puede que en la vuelta siguiente pase al segundo lugar; o al quinto. Es circunstancial. Pero da una idea. Ojeando el escalafón vemos que Croacia está en el 8° escalón. Llevamos tiempo sin ver jugar a los croatas, pero significa que debe ser una selección respetable. Llegar a esa posición requiere de muchos triunfos. Y conseguirlos en Europa no es fácil. En este caso, el Ránking marca una pauta, una idea aproximada de poderío.
También la fuerza de cada Confederación tiene un valor dado por los resultados. Y esto debe alegrarnos: en el último Mundial, Sudamérica mejoró su calificación y ahora comparte el primer lugar con Europa. Ambos tienen valor 1. Concacaf muestra un valor 0,88; África y Asia 0,86 y Oceanía 0,85.
Sudamérica tiene hoy 7 equipos dentro de los primeros 21 puestos de la clasificación: Colombia (3°), Argentina (4°), Brasil (9°), Uruguay (12°), Ecuador (18°), Perú (19°), Chile (21°). Meritorio por tratarse de apenas 10 países.
Desde su implantación en agosto de 1993, el Ránking ha merecido críticas continuas y hasta burlas, pero si se lo sigue con atención se verá que es perfecto. Está científicamente comprobado. Cada actuación tiene un valor específico y la regla de cálculo rige para todos igual. Al principio pudo mostrar ciertos desajustes porque, para comenzar, se dio un valor relativo a cada selección, y en los dos primeros años de competencia algunos batacazos podían desmentir esa valoración. De modo que, entonces, podía hablarse de “calidad aparente”. Pero con la marcha los bultos se acomodan sólos. Y ahora, al cumplirse veinte años de vigencia, el Ránking es una radiografía real del fútbol mundial.
Esto no significa que, en una buena tarde, el número 52 no pueda vencer al quinto. Pasa en el tenis también. El factor sorpresa es intrínseco del fútbol. Y ojalá no desaparezca nunca. El batacazo es una de las razones de su popularidad y su belleza.
*Ex articulista de El Gráfico y director de la revista Conmebol, (a) International Press.