Chef dice que su visita a Japón tiene un “significado especial”
El chef peruano Gastón Acurio aseguró a Efe que se encuentra inmerso en un proyecto para rescatar «el talento escondido» de su país, tarea que compagina con una nueva «experiencia gastronómica».
El premiado cocinero se encuentra en Tokio para participar hasta el lunes en la «cumbre» del G9, como se denomina a los nueve reputados cocineros que integran el consejo asesor del Basque Culinary Center (BCC), que reflexionarán sobre la educación en relación con la gastronomía.
Según Acurio, en Perú actualmente hay «enormes oportunidades pero al mismo tiempo carencias», lo que le ha llevado a embarcarse en una iniciativa que convocará a grandes empresas de la banca o la industria en la «búsqueda del talento escondido».
Su objetivo es «encontrar ese talento, registrarlo y que la gente pueda inspirarse en ellos para creer en su futuro», indicó, sin especificar qué sectores abarcará el proyecto, que espera sirva para «contar historias que ilusionen y despierten la confianza, la fe y la ilusión» en estos tiempos de crisis.
El peruano, que el sábado visitó con otros chefs, entre ellos el español Ferrán Adrià, las zonas devastadas por el tsunami de 2011, reveló que además trabaja en una nueva experiencia gastronómica en «un entorno mágico», el distrito de San Isidro (Lima).
Allí ha restaurado un palacete de hace 400 años que cuenta con un jardín botánico de 1.000 metros cuadrados y que abrirá sus puertas entre abril y mayo de 2013.
En ese espacio «se han recogido cinco entornos del Perú: el Océano Pacifico, los desiertos, los Andes, el Amazonas y el Altiplano», y allí se invitará a los comensales a unir arte y gastronomía para descubrir esos lugares a través de los platos.
Su idea es «vincular los sabores a las emociones, a las artes y convertir la cocina en una experiencia que va más allá de unas sensaciones gustativas» a través de la historia de Perú.
Para Acurio, su actual visita a Japón tiene «un significado especial», no solo porque este país es hogar de más de 52.000 peruanos, sino por «la relación emocional entre sus dos cocinas».
La historia migratoria de ambos países logró reunir «dos culturas que aman profundamente la cocina» y dio lugar a la cocina «nikkei» (peruano-japonesa), «algo bonito que recoge el sentimiento de ambos pueblos».
Acurio considera que una de las claves de esa unión se plasma en el popular cebiche, con una influencia japonesa «muy fuerte» que se revela en la técnica y en la idea de «aprovechar el mar», con pescados que el país andino antes no utilizaba.
El considerado «embajador» de la cocina peruana cree que su país ha trabajado mucho para poder presentar al mundo su gastronomía, aunque «hoy toca iniciar una nueva etapa», dice.
«Toca abrazar la excelencia, liberarse de prejuicios, de temores, de miedo», ya sea en la vanguardia o en la tradición, para buscar siempre «la excelencia y ser coherente».
A su juicio, se debe «celebrar la cocina en su estado más puro que es el del amor, la generosidad, emocionar a la gente con lo que hace y huir del ego y la vanidad que hacen tanto daño a la cocina», concluyó. (EFE)
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