Peruano afincado en Sevilla escribirá sobre los nacionalismos hispanoamericanos y españoles
El escritor peruano Fernando Iwasaki ha revelado hoy en Logroño que tiene entre manos una novela sobre los nacionalismos -hispanoamericanos y españoles- y la corrupción política desde la historia pero también desde el humor.
Fernando Iwasaki (Lima, 1961) presentó hoy en Logroño (norte de España) su libro «Una declaración de humor» (Pepitas de Calabaza) premio Bodegas Olarra-Café Bretón, una recopilación de artículos sobre los asuntos más diversos, muchos de ellos científicos, siempre desde un punto de vista humorístico.
Se trata, dijo, de una reflexión desde el humor de temas muy distintos que con el paso de los años «puede seguir funcionado».
El autor de «Libro de mal amor», que reside en Sevilla (sur de España) y dice que enfoca siempre su obra y su vida desde el humor, ha afirmado que echa en falta una reflexión sobre la actual crisis económica española desde esta perspectiva.
Una reflexión, explicó, que dentro de diez años «pueda permitirnos contemplar esta época tan disparatada con una pizca de sonrisa, porque hasta las cosas por más terribles tienen que ser susceptibles, dentro de unos años, de hacernos sonreír y esa es mi apuesta».
Iwasaki afirmó que el libro «Una declaración de humor» leído ahora permite hacer un «regate» a la actualidad de la misma forma que dentro de diez años un libro sobre la actual crisis escrito con humor hará sonreír a los lectores.
El escritor peruano propuso contemplar el mundo con una «mirada estrábica», con un ojo en el pasado y otro en el presente, y sacar conclusiones de las cosas que vivíamos hace 10 años cuando «éramos una de las potencias mundiales y parecía que la prosperidad no tenía fin».
El autor de «Neguijón» divide el sentido del humor en dos tipos, el de Quevedo, que es un humor contra otros -contra el enano, contra el jorobado, contra el prójimo- y el de Cervantes más «ejemplar» porque comienza por reírse de uno mismo y que «es el que a mí me interesa».
Iwasaki, que mencionó también el humor blanco, el negro y el verde, subrayó al profundidad del negro, como en el caso del dibujante «El Roto», que asume un sujeto colectivo, un «uno plural» que también se ríe de sí mismo y permite ser hipercrítico con lo que le rodea.
En el contexto de este registro humorístico, el escritor afirmó que su vocación es escribir epitafios y necrológicas y que ha pensado ya en su propia lápida. No ha escrito aún su epitafio, afirmó, pero aspira a tener una web que se llame «epitafios.com», que por 50 céntimos redacte por encargo profundos y sentidos elogios al fallecido. (EFE)