Hosni Mubarak, el hombre que gobernó Egipto durante 30 años con una mezcla de paternalismo y mano dura, fue condenado hoy a pasar preso el resto de sus días, en un fallo sin precedentes en el mundo árabe que no consiguió calmar la indignación popular.
La sala de la Academia de Policía habilitada para el juicio guardó silencio absoluto mientras el juez Ahmed Refaat leía la sentencia, que Mubarak recibió impasible tras sus gafas oscuras y recostado en una camilla, como constató Efe -uno de los diez medios internacionales acreditados-.
Solo los brazos alzados al cielo de algún abogado y un «¡Alá es grande!» perturbaron la lectura del fallo en una atmósfera de emoción contenida, que llevó a uno de los acusados a derramar lágrimas.
Mubarak, que contestó con un sólido «presente» cuando el juez leyó su nombre, y su ministro del Interior, Habib al Adli, fueron sentenciados a cadena perpetua por su complicidad en la muerte de manifestantes en los 18 días de la revolución que comenzó el 25 de enero de 2011.
La sentencia fue recibida primero con euforia, pero esta se fue trocando en decepción al comprobar que el tribunal había absuelto a seis ex altos mandos del Ministerio del Interior por el mismo caso.
También fueron absueltos los hijos del expresidente, Alaa y Gamal, el empresario detenido en España Husein Salem, así como el propio Mubarak, por otros cargos de corrupción, al haber prescrito los delitos.
La decisión de los jueces no aplacó a abogados, víctimas y defensores de derechos humanos, que fueron aumentando el tono de sus protestas hasta acabar despidiendo al tribunal en pie sobre las bancadas, al grito de «El pueblo quiere limpiar la justicia» y «El pueblo quiere ejecutar a Mubarak».
La tensión alcanzó su punto máximo minutos después, cuando un grupo de abogados decidió resolver sus diferencias a puñetazo limpio, lo que obligó a los cientos de policías presentes en la sala a abalanzarse para detener la trifulca.
«No se ha hecho justicia. Estoy muy decepcionado», contó a Efe el dermatólogo Shadi el Maghrebi, que tapaba con una gorra las cicatrices dejadas por el disparo de una carabina sobre su cara cuando protestaba en Tahrir en enero del año pasado.
Para El Maghrebi, los máximos responsables «deberían haber sido ejecutados, y Alaa y Gamal ni tan siquiera han sido castigados».
Fuera del tribunal, los manifestantes contra Mubarak también recibieron con indignación la pena, y atacaron con piedras y palos a los agentes antidisturbios que habían tomado los alrededores de la Academia de Policía, en las afueras de El Cairo.
Tras conocer su condena, Mubarak fue trasladado en helicóptero a la prisión de Tora, donde sufrió una «crisis cardiaca aguda» cuando aterrizaba, según informaron a Efe fuentes de seguridad.
Los servicios médicos lo atendieron de emergencia en la aeronave y posteriormente fue ingresado en la unidad de cuidados intensivos del hospital penitenciario, donde se espera que pase su primera noche entre rejas desde que fue arrestado, en abril de 2011.
Hasta ahora había logrado esquivar la prisión, ya que el mismo día en que era interrogado, el antiguo «rais» sufrió una crisis cardiaca, por la que ingresó en un hospital militar de Sharm el Sheij (en el Sinaí), de donde pasó al Centro Médico Internacional de El Cairo cuando comenzó su juicio, hace 10 meses.
Pese a que la decisión del tribunal marca un hito en la primavera árabe y convierte a Mubarak en el primer exmandatario juzgado y condenado por su propio pueblo, los principales grupos revolucionarios y partidos de la oposición llamaron a sus seguidores a salir a la calle para protestar contra el fallo.
Cientos de manifestantes tomaron inmediatamente la plaza Tahrir, cerrando sus accesos, donde se espera que confluyan las protestas que han comenzado a recorrer otros puntos de la ciudad, como la Fiscalía General.
Los islamistas Hermanos Musulmanes, que controlan el Parlamento y cuyo candidato, Mohamed Mursi, aspira a la Presidencia, instaron a los ciudadanos a ir a Tahrir y convocaron una reunión de fuerzas políticas para estudiar una respuesta.
«La impactante sentencia ha provocado la ira en la gente, porque no cumple con los llamamientos a hacer justicia a los mártires y castigar a los asesinos», afirmó a Efe su portavoz, Ahmed Sobaya.
El fallo se conoce a solo dos semanas de que el país elija por primera vez en democracia a su presidente, que deberá tomar el mando de la Junta Militar que dirige el país de forma provisional.
Mursi se enfrenta en la segunda vuelta al militar retirado Ahmed Shafiq, último primer ministro de Mubarak, que es presentado por sus enemigos como el garante de la continuación del antiguo régimen.
Todavía es imposible conocer la repercusión de la sentencia de hoy sobre las elecciones, aunque algunos analistas apuntan a que la ola de indignación popular podría favorecer a Mursi, receptor del voto anti Mubarak.
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