El Sky Tree, de 634 metros de altura, será abierto al público el 22 de mayo
Andrés Sánchez Braun / EFE
La capital de Japón vio ayer rematada la construcción de la torre de comunicaciones más alta del mundo, el Sky Tree, cuya enorme altura de más de 600 metros convierte a la capital nipona en visita obligada para amantes de las megaestructuras.
La conclusión de este enorme «árbol de acero» de 634 metros estaba prevista para finales de 2011, pero se tuvo que retrasar dos meses a causa de los problemas para conseguir materiales de construcción por los cortes en la cadena de suministros tras el terremoto del 11 de marzo.
La estructura de la gigantesca torre, entonces a medio completar, aguantó intacta el seísmo, en una nueva demostración de los avances de la ingeniería y la arquitectura niponas a prueba de terremotos.
El estudio Nikken Sekei, encargado del proyecto, diseñó el pilar que hay entre los 125 metros y los 375 metros de altura de la torre de modo que esté unido a la estructura exterior con amortiguadores de aceite, capaces de absorber hasta el 50 por ciento del movimiento cuando se produce un seísmo.
La compañía, que ha firmado grandes proyectos en Corea del Sur, Vietnam o Rusia y flamantes complejos comerciales en la capital nipona, como Tokyo Midtown, inicio en julio de 2008 la construcción de esta torre, un proyecto de la compañía ferroviaria Tobu, la cadena pública de radiotelevisión NHK y otras cinco emisoras.
Durante la construcción, una vez superada la envergadura de la Torre de Televisión de Cantón (de 600 metros), se decidió que su altura definitiva sería de 634 metros, ya que en japonés estas tres cifras juntas (6,3 y 4) se pueden pronunciar «Musashi», el nombre de la antigua provincia donde se asentaba lo que hoy es Tokio.
La necesidad de una torre de comunicaciones como el Sky Tree para la ciudad quedó de manifiesto a mediados de la década pasada, puesto que los 333 metros de la Torre de Tokio, inaugurada en 1958, no ofrecen suficiente cobertura para emisiones a causa de la aparición de nuevos rascacielos en sus alrededores en las últimas décadas.
Por eso, el Sky Tree también se considera un símbolo del estatus que aún conserva Tokio, que en las últimas dos décadas ha erigido el doble de rascacielos de más de 150 metros de altura que Chicago y un 20 por ciento más que Nueva York, lo que hace dudar de los estragos del estallido de la burbuja inmobiliaria en 1989.
La torre se encuentra en el distrito de Sumida, en el corazón de Shitamachi, la zona con más solera de Tokio, que al permanecer ajena al desenfreno inmobiliario no posee ninguna estructura que pueda interferir en las señales que emitirá.
El Sky Tree, que abrirá las puertas al público a partir del 22 de mayo, es además de una torre de comunicaciones la vértebra principal de un inmenso complejo comercial, cuyas casi cinco hectáreas cubren íntegramente el espacio que existe entre dos de las estaciones del metro tokiota.
En la primera planta de la torre, una pantalla digital panorámica de 45 metros de largo señalará a los visitantes los principales puntos emblemáticos de la antigua Edo (nombre que tuvo hasta el siglo XIX la capital nipona) y del Tokio moderno.
La parte superior del Sky Tree alberga dos observatorios, uno a 350 metros que cuenta con restaurantes y tiendas, y el más alto, a 450 metros, rodeado por una pasarela cilíndrica recubierta de cristal desde la que se podrá dominar buena parte de la ciudad.
Además de por la cobertura, la decisión de situar la torre en esta zona de Tokio responde al deseo de las autoridades de potenciar el turismo en el distrito y revivir su economía, algo a lo que los comerciantes y empresas se han apuntado sin remilgos.
Tiendas y restaurantes de los alrededores venden desde hace meses recuerdos en forma de bolígrafo o llavero, o tartas y botellas de cerveza con la forma de la nueva estructura que corona el cielo del barrio y que además miden exactamente 63,4 centímetros, una diezmilésima parte del Sky Tree.
Incluso la prestigiosa firma de cosméticos Shiseido ha anunciado que en mayo, el día de la inauguración al público, venderá un perfume cuya botella tendrá la misma forma que el coloso metálico.
El espigado frasco de 30 mililitros costará 63.400 yenes (585 euros o 787 dólares) y se lanzará en una edición limitada de solo 634 unidades. (EFE)
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