Fernando Mexía/EFE
Sin experiencia en cine ni conocimientos técnicos, el español Jesús Orellana desafió con sus sueños a la lógica para crear «Rosa», un cortometraje animado que le convirtió en director y le abrió las puertas de Hollywood de la noche a la mañana.
Su historia tiene más que ver con un acto de fe que con un plan de carrera. Un buen día decidió que quería probar suerte con el séptimo arte y se encerró en su casa con manuales de animación
, un equipo informático común y una enorme fuerza de voluntad para dedicarle a «Rosa» un año entero de su vida a jornada completa.
A la vista está que su esfuerzo mereció la pena. El cortometraje, que trata sobre un robot que forma parte de un programa para salvar el ecosistema terrestre en un mundo postapocalíptico, fue nominado a los premios Goya y la idea convenció al estudio Fox para desarrollar una película de acción real con Orellana al frente.
«Empecé con todo esto por hacer algo de cine. Yo quería que fuera de imagen real pero lo hice de animación porque no tenía un duro y estaba solo», explicó el autor nacido en Tarragona en 1981 que trabajaba en el mundo del cómic y las novelas gráficas.
Sin más presupuesto que sus ahorros y sin ayuda, Orellana pasó seis meses aprendiendo a animar de forma autodidacta, un período que recuerda como «caótico», para realmente crear el corto en el semestre siguiente.
«Siempre he estado bastante loco», dijo este catalán, cuya meta cuando se sentó a hacer «Rosa» en 2009 era participar como autor en el festival de cine fantástico de Sitges, del que es un espectador habitual.
No solo lo consiguió, sino que «Rosa» inauguró la pasada edición la muestra.
«Fue un sorpresón. La verdad es que es de lo que más ilusión me ha hecho, incluido lo de Hollywood, que también me hizo ilusión pero de otra manera. En Sitges fue la primera vez que yo lo vi en el cine», explicó Orellana.
A raíz de Sitges le contactó la productora Heyday Films, los británicos detrás de la saga de «Harry Potter», que le propusieron desarrollar un largometraje. La cosa se le fue de las manos cuando subió el corto a Internet en noviembre.
«Fue una locura. Me enviaron correos electrónicos de agencias de representación como CAA y William Morris y de estudios de Hollywood. Warner fue el primero que se puso en contacto conmigo. Me ofrecieron pagármelo todo para que fuera a Los Ángeles a hablar con ellos. En ese punto yo ya había firmado con un agente», dijo.
Así que Orellana, quien jamás había montado en avión y no tenía ni pasaporte, se embarcó rumbo a la meca del cine donde pasó una intensa semana de reuniones con ejecutivos de Warner, Paramount, Universal, New Line y Fox.
Finalmente optó por aceptar la oferta de Fox en vez de Warner, quienes tenían detrás a Heyday Films.
«Todo se cerró esa semana. Warner no tenía claro si quería que (el filme) fuera de animación o de imagen real y con Fox tuvimos buena sintonía. Me plantearon una película de menos presupuesto y total libertad», comentó Orellana cuya única condición era poder ser él quien realizara el largometraje y que fuera de acción real.
«Me dijeron que era la primera vez que en Fox hacían un contrato para dirigir una película a alguien sin experiencia», confesó.
Aunque aún es pronto para hablar de presupuesto, Orellana estima que sería difícil hacer el filme con menos de 15 millones de dólares (12 millones de euros), si bien la cantidad final la determinará el guión.
«Evidentemente será muy estética y muy fantástica. No va a ser fotorrealista. Me estoy fijando mucho en lo que ha hecho Kazuaki Kiriya en «green screen», es un japonés que con menos de 8 millones de dólares (6,2 millones de euros) logra películas con escenas similares a ‘Sucker Punch’ (Zack Snyder)», señaló.
Orellana y Fox buscan ahora un guionista que plasme la idea del español en papel, posteriormente vendrá la selección de actores que el catalán quieren que sean «nada o poco conocidos» y finalmente el rodaje para un posible estreno en 2013, según figura en la web IMDb, una fecha que el director considera «muy optimista».
Preguntado qué habría pasado si «Rosa» hubiera tenido menos repercusión, Orellana no dudó en afirmar que se hubiera metido en casa para hacer la película él solo, igual que el corto, aunque «eso hubiera supuesto años».
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