Compañía japonesa perdería unos 100.000 millones de yenes este año fiscal
La decisión de Panasonic, uno de los grandes fabricantes de televisores de plasma del mundo, de reducir la producción de estos aparatos apunta al ocaso de la que en su día fue una revolución, hoy superada por la tecnología LCD.
Varios medios nipones adelantaron que antes de marzo de 2012 Panasonic prevé reducir su deficitario negocio de televisores con el recorte de hasta mil puestos de trabajo y la disminución en la producción de paneles de plasma, una de las tecnologías que más había potenciado la compañía japonesa.
Según la agencia local Kyodo, la empresa tiene previsto detener su producción durante todo este año fiscal en la planta número 3 de Amagasaki, una de las tres en Japón donde Panasonic fabrica paneles de plasma para algunos de sus modelos de televisores.
Fuentes de Panasonic consultadas por Efe se limitaron a señalar que «están examinando la situación económica» de la empresa, que para este año fiscal esperaría, según medios locales, unas pérdidas cercanas a los 100.000 millones de yenes, en buena parte por su deficitario segmento de televisores.
Según el diario económico Nikkei, la planta que Panasonic pretende cerrar fabrica cerca de 330.000 paneles de plasma al mes.
El anuncio sobre Panasonic, hasta hace poco considerada «reina» del plasma, deja entrever el paulatino abandono de una tecnología que ya ha quedado desfasada por otras como el LCD, menos contaminante, que consume entre un 10 y un 20 por ciento menos y es más económica de producir.
La consultora DisplaySearch calcula que las ventas de televisores en el mundo para este año están lideradas por el LCD, con 206 millones de unidades o cerca del 80 % de la cuota global de televisores, muy por encima del plasma, que caerá un 9 % en 2011 con respecto al año anterior, hasta 17 millones de unidades.
Panasonic lideraba en 2010 el segmento de los aparatos de plasma con un 40,7 % de cuota, por encima de su más inmediato competidor, el surcoreano Samsung, con un 33,7 % de cuota de mercado, lo que determinaba que el mercado era cosa de dos.
La película de James Cameron «Avatar» y el Mundial de Fútbol en Sudáfrica de 2010 pusieron de moda la tecnología en tres dimensiones, que cogió carrerilla para dar el salto a la pequeña pantalla, un momento que Panasonic aprovechó para sacar el primer aparato de plasma de esas características y en alta definición del mercado.
El avance de la tecnología en LCD provocó que el precio de esos televisores cayera mucho más rápido que las de plasma, con precios, en 2010, hasta un 32 % inferiores en modelos de las mismas prestaciones, según los datos de DisplaySearch.
Después de aquel «boom» hubo una caída general de las ventas, que ha llevado a empresas veteranas del sector, como la nipona Hitachi, a plantearse abandonar el negocio de los televisores para embarcarse en la fabricación de otros productos emergentes, como las pantallas LCD para tabletas y teléfonos inteligentes («smartphones»).
Debido a la caída de los precios, a la mayor competencia y la fortaleza del yen con respecto al euro y el dólar, el negocio de los televisores de Panasonic no ha dejado de caer desde el año fiscal 2008 y se espera que mantenga la misma línea negativa en 2011.
En medio de este panorama Panasonic, famosa por mantener un estilo empresarial de producción y distribución propias desde el inicio hasta la venta, estudia deshacerse de la planta de pantallas LCD que tiene en Chiba (al este de Tokio) para poder cuadrar sus resultados, según Kyodo.
Entre 2009 y 2012 la compañía tenía previsto destinar al desarrollo de su negocio de televisores 580.000 millones de yenes, pero posteriormente redujo la cifra hasta 445.000 millones de yenes por la caída de la demanda y en abril pasado canceló la inversión.
En el año fiscal 2010, el gigante japonés de la electrónica vendió 20,23 millones de televisores planos en todo el mundo por un total de 997.900 millones de yenes.
La compañía, con sede en Osaka (centro), tendrá que presentar resultados a finales de mes, después de anunciar en el trimestre de abril a junio una pérdida neta de 30.400 millones de yenes.
En ese periodo sus ventas se redujeron un 11 % interanual hasta 1,92 billones de yenes en medio del impacto del terremoto del 11 de marzo en Japón. (Javier Picazo / EFE)
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