
La leyenda del fútbol japonés, el nipo-brasileño Ruy Ramos, ha roto el silencio sobre el capítulo más difícil de su vida. A sus 68 años, el hombre que personificó el espíritu de los «Samuráis Azules» reveló que enfrenta una batalla contra el cáncer al recto en etapa 3, una enfermedad que transformó su físico de manera drástica.
Tras seis años sin realizarse un chequeo médico exhaustivo, una leve dificultad para ir al baño a finales del año pasado encendió las alarmas. Aunque Ramos sospechaba de problemas de próstata, el diagnóstico recibido el pasado 10 de febrero —curiosamente un día después de su cumpleaños— fue un golpe devastador que lo dejó en estado de shock.
La lucha ha sido extenuante, marcada por la pérdida de 20 kilos de peso, pasando de 74 a 54 kilogramos. El tratamiento incluyó 25 sesiones de radioterapia y ciclos intensos de quimioterapia que debilitaron su cuerpo, pero no su voluntad. Su piel sufrió los estragos de los fármacos, oscureciéndose y agrietándose, lo que lo llevó a evitar visitas para no mostrar su fragilidad.
UNA CIRUGÍA DE 7 HORAS
El punto culminante de su proceso médico fue una cirugía de siete horas y media realizada el 28 de julio. En esta intervención, los médicos extirparon el núcleo del tumor y le colocaron un estoma (ano artificial). Sorprendentemente, solo dos días después de la operación, Ramos ya caminaba por los pasillos del hospital, asombrando al personal médico.
Durante este proceso, el apoyo de figuras como Hiro, presidente de LDH JAPAN, y el exseleccionador Takeshi Okada, fue fundamental. Okada, conmovido hasta las lágrimas, lo desafió a no rendirse, recordándole que su carácter indomable es su mejor arma. Ramos admite que hubo noches de llanto silencioso, pero la fortaleza de su esposa fue el motor para no detenerse.
EL «10» DEL TOKYO VERDY
Ruy Ramos es considerado una de las figuras más influyentes y carismáticas en la historia del fútbol japonés. Nacido en Brasil, llegó a Japón en 1977 para unirse al Yomiuri Soccer Club (actual Tokyo Verdy), donde su técnica excepcional y visión de juego lo convirtieron rápidamente en el ídolo de la camiseta «10».
En 1989 obtuvo la nacionalidad japonesa, permitiéndole liderar a la selección nacional en momentos críticos como la «Tragedia de Doha» en 1993, cuando el equipo quedó eliminado del mundial en el último minuto.
Su imagen, caracterizada por su larga cabellera y su pasión desbordante, simboliza el paso del fútbol amateur a la profesionalización de la J.League, siendo el puente cultural y deportivo que enseñó a Japón a competir con el estilo y la estética sudamericana.
Tras su retiro como jugador, Ramos ha mantenido una presencia constante y respetada en la esfera pública japonesa. Se ha desempeñado como entrenador de fútbol playa, logrando éxitos internacionales con la selección de Japón, y ha dirigido a clubes como el FC Gifu.
Más allá de las canchas, es una celebridad multifacética que participa en programas de televisión, actividades de formación para jóvenes y proyectos musicales con su grupo Pagode do Ramos. Su reciente batalla contra graves problemas de salud, como un infarto cerebral en 2016 y su actual lucha contra el cáncer, ha generado una ola de apoyo nacional, consolidándolo como un símbolo de resiliencia y un tesoro viviente del deporte en el país del Sol Naciente. (RI/AG/IP/)
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