Demanda: Empleado de Nippon Carbon se suicida tras recibir fuertes reprimendas

Sede en Tokio de Nippon Carbon

Un joven empleado de 25 años que trabajaba en la compañía japonesa Nippon Carbon, con sede en Tokio y cotizante en el mercado Prime de la Bolsa de Valores de Tokio, se suicidó tras recibir repetidas reprimendas severas y ser sometido a una carga de trabajo excesiva por parte de su superior. La familia del fallecido presentó este 30 de abril una demanda contra la empresa y el jefe implicado, exigiendo una indemnización por daños y perjuicios que asciende a unos 90 millones de yenes (alrededor de 580.000 dólares).

Según la querella, el joven ingresó a la empresa en 2019 tras completar estudios de posgrado en una reconocida universidad privada de ciencias. Luego de un periodo de formación, fue asignado a un centro de investigación en la prefectura de Shiga para trabajar en el desarrollo de baterías de ion de litio, una tarea que no coincidía con su especialización académica. A pesar de ello, se le impusieron exigencias difíciles de cumplir sin una guía clara y se le presionó constantemente con comentarios despectivos como “no sirves para nada” o “tus análisis no tienen valor”.


Los informes de avance que debía entregar mensualmente eran rechazados de forma reiterada sin orientación concreta. Además, era objeto de reprimendas públicas justo antes de reuniones con directivos, con frases como “hazlo todo de nuevo ahora” o “para esto, basta con un trabajador temporal”. También se documentaron casos de burlas hacia su apariencia física y de exclusión deliberada por parte del mismo jefe.

«YA NO PUEDO MÁS… ADIÓS»

Dos meses después de su asignación, el joven comunicó por correo y teléfono a Recursos Humanos que se encontraba emocionalmente agotado y que no contaba con apoyo interno. Posteriormente, expresó a su familia el deseo de renunciar y comenzó a recibir atención psiquiátrica. En noviembre de 2020, la empresa intentó aliviar la situación cambiando su tema de investigación y reubicando su lugar de trabajo, pero el cambio fue superficial: el nuevo escritorio quedó justo en frente del anterior, separado apenas por una computadora.


A finales de ese año, el joven comentó a un colega: “No quiero estar más en este lugar”. En enero de 2021, se quitó la vida en su vivienda corporativa. En su carta de despedida dejó escrito: “Lo siento. Ya no puedo más. Adiós”.

ES ACCIDENTE LABORAL

En abril del año pasado, la Oficina de Inspección Laboral de Higashiomi (prefectura de Shiga) reconoció oficialmente el caso como accidente laboral, concluyendo que el empleado desarrolló un trastorno mental debido a una fuerte carga psicológica vinculada a su entorno de trabajo.


Aunque la autoridad laboral no llegó a calificar el comportamiento del supervisor como acoso laboral (power harassment), sí reconoció que las exigencias impuestas fueron excesivas para un empleado con poca experiencia, y que los reproches verbales constituían una presión emocional significativa. Incluso el propio supervisor admitió haber utilizado expresiones como “esto no tiene sentido, rehágalo”.

UN CASO CON ANTECEDENTES


Los abogados de la familia, al presentar la demanda ante el Tribunal de Distrito de Tokio, sostuvieron que las acciones del jefe sí constituyen acoso laboral, ya que no hubo instrucciones claras y se impuso una carga inaceptable, incompatible con lo que establece la norma social. Además, criticaron a la empresa por su reacción tardía y poco efectiva, señalando que el cambio de lugar de trabajo fue simbólico y no evitó el contacto con el agresor.

Uno de los representantes legales también recordó el precedente del caso Dentsu, en el que la Corte Suprema de Japón estableció que las empresas tienen el deber de proteger la salud física y mental de sus empleados previniendo la acumulación excesiva de estrés.

En un comunicado difundido por sus abogados, los padres del fallecido expresaron su profundo dolor y arrepentimiento: “Siempre lamentaremos no haberle dicho que dejara todo y regresara a casa cuando nos llamó desesperado. Si pudiéramos volver atrás, lo haríamos sin dudar. Agregaron que su objetivo al alzar la voz es contribuir a cambiar una sociedad que, según ellos, “sacrifica jóvenes valiosos por intereses egoístas”.

Consultada por la prensa, la empresa Nippon Carbon respondió que no hará declaraciones sobre el caso. (RI/AG/IP/)


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