Más de cien mil personas murieron como consecuencia del Gran Terremoto de Kanto, el 1 de septiembre de 1923, el peor desastre natural en la historia de Japón.
Entre las víctimas de la catástrofe de hace un siglo hubo miles de residentes coreanos y chinos masacrados por la difusión de perversos rumores infundados.
Tras el terremoto, se esparcieron xenofóbicos rumores que decían que estaban provocando incendios, robando o envenenando el agua.
Esta semana Tokio fue escenario de una conferencia de prensa ofrecida por tres surcoreanos cuyos parientes fueron asesinados y que exigieron que se revele la verdad sobre las masacres, informa Mainichi Shimbun.
Kwon Jae-ik, un hombre de 66 años, contó que su abuelo fue asesinado en la prefectura de Gunma después de que comenzaron a circular rumores de que los coreanos estaban causando incendios.
Su abuelo y otros coreanos se refugiaron en una estación de policía, pero un grupo de japoneses irrumpió en ella, sacó a rastras a los extranjeros y los mató.
El abuelo de Kwon tenía 38 años y una dos esposa y dos hijos que quedaron desamparados tras su muerte.
Kwon formó en 2016 una asociación de familias de víctimas de la masacre para que el gobierno japonés devele los hechos y ofrezca disculpas.
Kim Do-im, una mujer de 86 años, reveló que su tío, entonces de 33, fue víctima de la masacre, dejando a una esposa y tres hijos pequeños en Corea. “¿Por qué tuvo que ser asesinada gente inocente?”, se preguntó. (International Press)