Víctima de Johnny Kitagawa: “Sentimos que esta es nuestra última oportunidad”

Kazuya Nakamura (Nippon TV)

19 de octubre de 2002 es una fecha que Kazuya Nakamura jamás olvidará.

Tenía 15 años, era parte de un grupo de baile de la agencia de Johnny Kitagawa y dormía en la casa del poderoso empresario, después de una actuación en el estadio Tokyo Dome.


Era habitual que Kitagawa invitara a chicos de su agencia a quedarse en su residencia, donde tenía una piscina y videojuegos.

En declaraciones a The Associated Press, Nakamura recuerda que dormía en una cama con otros dos chicos de la agencia, uno a cada lado de él, cuando Kitagawa, entonces un septuagenario, entró a la habitación y lo obligó a tener relaciones sexuales.

Nakamura cerró los ojos y rezó para que terminara, dice.


¿Los muchachos que estaban a cada lado? Se mantuvieron quietos. O dormían o fingían dormir.

Al día siguiente, Kitagawa le entregó uno o dos billetes de 10.000 yenes (125 dólares en ese momento). Se rehusó, pero el empresario le puso el dinero en la mano.

Nakamura actuó de nuevo esa noche, pero luego se retiró de la agencia.


Durante años, dice, se sintió avergonzado. Solo habló con su madre y unos pocos amigos.

21 años después, Nakamura decidió contar su historia.


Lo hizo alentado por el testimonio de Kauan Okamoto, quien en abril de este año declaró a la prensa extranjera en Tokio que Kitagawa había abusado sexualmente de él.

Nakamura lamenta no haber hablado antes.

El tema, sin embargo, no era desconocido en Japón. En 1999, la revista Shukan Bunshun denunció los abusos sexuales, lo que no afectó la imagen ni el poder de Kitagawa.

Los medios y la sociedad en Japón ignoraron o le dieron poca importancia al asunto.

Nakamura espera que esta vez sea distinto y que la sociedad japonesa reconozca los hechos. “Solo quiero decir la verdad”, declara a AP.

El hombre está considerando ser parte de una demanda colectiva, pero más allá del ámbito judicial, “esto no se trata de ganar o perder. Es importante que levantemos la voz”.

Nakamura, que ha ofrecido su testimonio en el Parlamento, recibe asesoría legal del abogado Yoichi Kitamura, que defendió a Shukan Bunshun en la demanda por difamación que interpuso Kitagawa por la denuncia.

Con testimonios como el suyo, el documental que en marzo la BBC publicó sobre Kitagawa y la mayor cobertura de los medios japoneses sobre el tema, se ha generado un clima propicio para buscar justicia.

Es probablemente un momento único: ahora o nunca.

“Todos sentimos que esta es nuestra última oportunidad”, concluye Nakamura. (International Press)

 

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