“Japón cierra el establo cuando el caballo ya se escapó”: el rechazo a los turistas extranjeros

Turistas extranjeros en Japón antes de la pandemia.

 

Como la mayor parte del mundo, en 2020 Japón cerró sus fronteras para mitigar la expansión del coronavirus en su territorio.


Sin embargo, dos años después, si bien Japón está permitiendo el ingreso de estudiantes y aprendices extranjeros, el veto a los turistas sigue en pie, una prohibición que Gearoid Reidy, columnista de Bloomberg, critica con ironía.

“Japón mantiene cerrada la puerta del establo mucho después de que el caballo se ha escapado. (Las variantes) alfa, delta y ómicron encontraron su camino (de entrada a Japón) a pesar de la falta de turistas”, dice Reidy para ilustrar la ineficacia de la medida en un país que en los últimos días está reportando más de 50 mil nuevos casos de coronavirus.

Reidy recuerda que en 2019 más de 30 millones de turistas extranjeros visitaron Japón, un espectacular salto con respecto a los 5 millones de 2003.


El boom del turismo generó en Japón un círculo virtuoso (los turistas atrajeron inversiones que a su vez atrajeron más turistas), el gasto de los extranjeros aumentó de manera considerable, se disparó la construcción de hoteles, los grandes almacenes crecieron, con personal adicional de habla china, coreana e inglesa, etc.

2019 y sus notables cifras quedan muy lejos en un Japón hoy aislado, un país que continúa aplicando duras medidas que podrían haber tenido sentido antes, pero no en la actualidad, cuando tiene una de las tasas más altas de vacunación del mundo y considerando que es imposible erradicar el virus.

“No está claro qué espera Japón”, dice Reidy.


El columnista de Bloomberg menciona las grandes pérdidas que arrastra Japón por su rechazo a los turistas extranjeros.

La mayoría de aerolíneas, compañías ferroviarias y grandes almacenes que cotizan en Bolsa están en números rojos, advierte.


Además de las pérdidas económicas, Japón está perdiendo relevancia en el mundo.

Los millones de turistas extranjeros que lo visitaban se convertían en embajadores de Japón: al retornar a sus tierras, difundían los múltiples atractivos del país.

Si no hay sólidas razones científicas o económicas para justificar un cierre de fronteras tan drástico, Reidy cree que uno de los motivos por los cuales el gobierno mantiene la medida es por su popularidad pública: menos de un tercio de los japoneses está a favor de una mayor apertura de las fronteras, según un sondeo realizado el mes pasado por la NHK. (International Press)

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