La debilidad del yen le está pasando factura a los hogares japoneses

La fluctuación del yen afecta a la economía doméstica. (Foto Create Vista)

Los tiempos en que un yen débil era visto como una bendición para la economía japonesa han pasado. Cuando se debilitaba ayudaba a impulsar las exportaciones y generaba riqueza para el país.

«Hoy es una maldición que una bendición», dice un análisis del Nikkei. Desde teléfonos inteligentes hasta electrodomésticos y ropa, los consumidores japoneses están comprando más productos importados, lo que los hace más sensibles a los precios más altos provocados por la debilidad del yen.


Al mismo tiempo, una moneda más barata ya no impulsa las exportaciones como antes porque las empresas japonesas han trasladado mucha de su producción al extranjero, un fenómeno que se acentuó tras el devastador terremoto y tsunami de 2011 cuando la moneda japonesa alcanzó el rango de 75 yenes frente al dólar.

EL COSTO DEL YEN DÉBIL

El gobierno instó al Banco de Japón a ayudar a detener el vaciamiento de la base industrial de la nación y paulatinamente el yen se fue debilitando ante el dólar hasta el promedio actual de 115 yenes. El costo de este debilitamiento lo están pagando ahora los hogares japoneses.


Los precios de las prendas de vestir, que eran un símbolo de la deflación, han aumentado en 9% en los últimos 10 años. Específicamente la ropa de mujer ha subido en 13%. Las fluctuaciones del tipo de cambio influyen en estos precios porque el 98% de la ropa que se vende en Japón es importada.

En el sector de electrodomésticos se siente más. Los equipos de aire acondicionado, el 60% de los cuales es importado, aumentaron sus precios en 21% en la última década.

En promedio, los bienes importados representan ahora el 34% del consumo de productos duraderos como los electrodomésticos y muebles, según datos del Banco de Japón. El segmento de alimentos, vestidos y otros bienes de consumo son el 25%.


En un momento de bajo crecimiento económico y salarial, la subida de precios de los alimentos ha pesado en el presupuesto familiar en un nivel que no se veía desde mediados de la década de los 80.

CAÍDA DEL PODER ADQUISITIVO


La disminución del poder adquisitivo de los consumidores japoneses también se puede medir en términos de mano de obra requerida para comprar el mismo producto en diferentes países.

Por ejemplo, MoneySuperMarket, una web inglesa de comparación de precios, determinó que un consumidor japonés promedio debe trabajar 72 horas para comprar un iPhone 13, mientras que en Australia y Dinamarca solo necesitan 60 horas, y a pesar de que este producto es más caro en esos países.

Aunque el Banco de Japón sostiene que el yen más débil es «positivo», la realidad está mostrando otra tendencia. Ya no impulsa las exportaciones a los volúmenes de antes y está dañando la economía familiar.

La clave, dijo un analista del Nikkei, es promover la desregulación de la economía y crear programas de capacitación laboral para fomentar industrias capaces de desarrollar productos de alto valor agregado y generar ganancias independientemente del tipo de cambio. (NI/RI/)

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