Algunos trabajadores de inmigración en Japón desprecian a extranjeros

Centro de Inmigración de Omura (foto withnews.jp)

La muerte en marzo de Wishma Sandamali, una mujer de 33 años nacida en Sri Lanka, en un centro de detención de la oficina de inmigración de Nagoya, por una deficiente atención médica está arrojando luz sobre la situación de los extranjeros detenidos en Japón por permanecer en el país de manera ilegal.


En una entrevista concedida a Mainichi Shimbun, una persona que trabajó en un centro de detención de inmigrantes revela que algunos de sus antiguos colegas desprecian a los extranjeros.

El menosprecio comienza a manifestarse en el lenguaje.

El hombre dice que lo primero que lo sorprendió fue la manera en que los trabajadores del centro se referían a los detenidos: “gara”. “Gara hizo esto”, “gara hizo aquello”, decían.


El entrevistado descubrió que “gara” es una abreviatura de «migara», jerga policial en Japón para aludir a los cuerpos de personas arrestadas como sospechosas de haber cometido un delito.

Al referirse a los extranjeros como “gara” se les cosifica. No son personas, sino simples cuerpos. Lo explica el abogado Tadatoshi Shimomura: «En el momento en que las personas son arrestadas, los seres humanos son tratados como objetos. Esto demuestra que no se les considera seres humanos».

La Agencia de Servicios de Inmigración de Japón aseguró a Mainichi que no tolera el modo en que algunos trabajadores, según el entrevistado, se refieren a los detenidos extranjeros.


Volviendo al exempleado, recuerda que un día unos compañeros de trabajo miraban entre risas un video que registraba el sometimiento por la fuerza de un detenido.

Uno de sus colegas se ufanaba de haber sido quien redujo al extranjero. «Yo me anoté a este», dijo.


El extrabajador del centro aclara que no todos tenían esa actitud de desprecio y deshumanización de los extranjeros detenidos.

Con referencia a la inadecuada atención médica en los centros, el hombre dijo que hubo muchos casos en los cuales los detenidos, pese a comunicar que se sentían enfermos, no fueron atendidos de inmediato por un médico.

El extrabajador se preguntó por qué no existe un sistema que permita que los enfermos puedan ser atendidos inmediatamente por un médico in situ o en un hospital.

Por último, alude a los extensos periodos de detención de muchos extranjeros (hay casos de personas con más de cinco años entre rejas). Mientras más tiempo llevan detenidos, más agotados parecen, dice. (International Press)

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