No tiene timón ni pedales. Para que funcione, todo lo que tiene hacer el pasajero es indicar en una pantalla táctil el lugar al que quiere ir. Del resto se encarga el robot, Robocar Walk, que la NHK destaca como uno de los exponentes de la movilidad de próxima generación.
La máquina es completamente autónoma. Se detiene cuando la luz del semáforo está en rojo y reanuda su marcha cuando cambia a verde.
Robocar Walk alcanza una velocidad máxima de 6 kilómetros por hora y cuenta con una serie de cámaras y sensores que le permiten desplazarse sin problemas y detectar obstáculos en su camino.
Si, por ejemplo, un peatón distraído con su smartphone (algo usual en estos tiempos) se cruza en el camino del robot, este se detiene y le dice a la persona: “Disculpe, ¿podría dejarnos pasar?”. Sí, también habla. El pasajero ni siquiera tiene necesidad de abrir la boca. Una vez que el peatón se hace a un lado, la máquina reanuda su recorrido.
Rocobar Walk ya es usado en aeropuertos por personas con dificultad para movilizarse (ancianos, discapacitados, etc.), tal como se aprecia en el video.
El robot también ha sido concebido para servir como guía de turistas extranjeros. La idea es que en el futuro pueda comunicarse con los usuarios en varios idiomas.
Robocar Walk, creado por la firma ZMP, tiene 110 centímetros de largo, 65 cm de ancho y 120 cm de altura. (Internatonal Press)
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