El viernes pasado, un conductor de 87 años mató a una mujer y a su hija en Tokio.
El hombre, identificado como Kozo Iizuka, declaró a la policía que el acelerador de su coche se había atascado, impidiendo que volviera a su posición original.
El anciano habría mentido, según la investigación policial, informó Kyodo.
La policía cree que el accidente mortal, que además dejó heridas a otras ocho personas, fue resultado de un error humano, informó Kyodo.
La policía no halló en la escena del accidente huellas de que Iizuka hubiera intentado frenar, así como tampoco problemas mecánicos en su vehículo que pudieran indicar que el acelerador se atascó.
El anciano, sospecha la policía, presionó el acelerador por error.
Por otro lado, la policía no ha encontrado evidencia de que el hombre hubiera estado conduciendo en estado de ebriedad o de que sufra de un problema grave de salud.
No obstante, un vecino del anciano dijo que en los últimos meses lo había visto caminar con un bastón y tener problemas para estacionar su coche en su garaje.
En 150 metros de recorrido, Iizuka embistió la bicicleta en la que iban la mujer y su hija de solo tres años, atropelló a otro ciclista, se estrelló contra un camión hiriendo a su conductor y atropelló a cuatro peatones.
El conductor y su esposa, que iba con ella, también resultaron heridos. (International Press)
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