El programa de capacitación técnica, en pie desde 1993 en Japón, tiene como objetivo capacitar laboralmente a aprendices extranjeros por un periodo determinado, al término del cual deben volver a sus países para aplicar las habilidades adquiridas en Japón.
En la práctica, sin embargo, este programa sirve a menudo para proporcionar mano de obra barata a empresas que no cuentan con suficientes trabajadores. Los medios en Japón han reportado numerosos casos de aprendices extranjeros que son explotados, no reciben salarios, son maltratados o realizan trabajos que en teoría no deberían desempeñar.
La oposición en Japón cree que primero se deben resolver los problemas relacionados con este programa antes de que se permita el ingreso de más trabajadores extranjeros al país, tal como quiere el gobierno de Japón.
Los detractores de la iniciativa gubernamental temen que esta pueda agravar los problemas que ya existen con el programa de capacitación técnica.
Para mostrar al público los abusos que se cometen bajo el mencionado programa, la oposición invitó a 18 aprendices extranjeros a la Dieta, de los cuales cinco hablaron sobre su situación.
Asahi Shimbun dio espacio a los testimonios de dos mujeres chinas.
La primera, una mujer en la treintena, trabajaba en una empresa procesadora de papel en la prefectura de Shizuoka. Los abusos de los que era víctima la empujaron a intentar quitarse la vida.
«Intenté suicidarme saltando desde el edificio de la empresa en la que trabajaba porque era objeto de bullying”, dijo. Quiso que la transfirieran a otra sección, pero le negaron el traslado.
La otra mujer, en la cincuentena, trabajó en una fábrica de costura en la prefectura de Gifu. Le pagaban solo 300 yenes (2,63 dólares) por hora, menos de la mitad del salario mínimo de la prefectura. Trabajaba desde las 8 a. m. hasta la medianoche.
Jiji Press recogió el testimonio de un vietnamita que arribó a Japón en 2015 para capacitarse en el manejo de varillas reforzadas y la creación de moldes para concreto en sitios de construcción.
El hombre contó en la Dieta que no aprendió nada de lo que se suponía que iba a aprender. Tres años después de aterrizar en Japón, se dio cuenta de que las esperanzas con las que llegó al país nunca se cumplirán.
De acuerdo con estadísticas de octubre del año pasado, hay 257.000 aprendices extranjeros en Japón. Ellos pueden permanecer en Japón un máximo de cinco años.
Bajo la nueva categoría de visado, que el gobierno espera echar a andar en abril de 2019, los aprendices extranjeros que hayan estado en Japón durante al menos tres años pueden modificar su estatus y aspirar a la categoría 1 del nuevo programa, que les permitiría quedarse otros cinco años.
En la primera mitad del año, 4.279 aprendices extranjeros, una cifra récord, abandonaron sus lugares de trabajo, un aumento de 1.074 con respecto al mismo periodo del año anterior.
Cifras preocupantes. Ante el cuestionamiento de la oposición, el ministro de Justicia, Takashi Yamashita, dijo que el gobierno diseñará “un nuevo sistema basado en las lecciones aprendidas del programa de capacitación». (International Press)
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