El 1 de diciembre de 2005, Yuki Yoshida, una niña de siete años, desapareció mientras volvía a su casa de la escuela en la prefectura de Tochigi.
La policía acusó a Takuya Katsumata, un hombre de 36 años, por el asesinato de la pequeña.
El Tribunal Superior de Tokio ratificó la condena de cadena perpetua a Katsumata, informó la agencia Kyodo.
Katsumata confesó al principio haber apuñalado a Yuki, pero después se retractó y se declaró inocente en el juicio.
Debido a la ausencia de pruebas materiales, como el arma homicida, el juicio se enfocó en la credibilidad de las palabras de Katsumata.
El hombre fue arrestado en 2014 por otro delito. Mientras estuvo entre rejas, confesó el asesinato de la niña, después emitió declaraciones contradictorias y finalmente negó todo en 2015.
El abogado defensor sostuvo que Katsumata hizo confesiones falsas durante unos interrogatorios ilegales. Además, cuestionó la credibilidad de las confesiones, que contradecían las condiciones del cuerpo de la víctima y el sitio donde se encontró el cadáver.
Los fiscales, sin embargo, subrayaron que los interrogatorios se llevaron a cabo de manera correcta y que no hubo coerción. Con respecto a las supuestas contradicciones, dijeron que los argumentos de la defensa eran anticientíficos.
En abril de 2016, el Tribunal de Distrito de Utsunomiya, que halló culpable al hombre, negó que hubiera contradicciones entre sus confesiones y la evidencia objetiva. Las confesiones, sostuvo, incluían detalles que solo podía ofrecer un culpable. (International Press)
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