En julio de 2016, en una calle en Fukuoka, un grupo de personas transportaba cien kilos de lingotes de oro en una maleta cuando se les acercaron varios hombres con uniforme en policía.
Tras identificarse como policías, exigieron a las víctimas que les entregasen la maleta, pues su contenido era materia de investigación por haber sido supuestamente introducido de contrabando en Japón. Una vez con el oro en su poder, huyeron en un automóvil.
El oro robado estaba valorizado en 600 millones de yenes (5,2 millones de dólares).
Gran parte del botín fue vendido en el transcurso de la semana que siguió al robo fuera de Fukuoka por más de 400 millones de yenes (3,5 millones de dólares), informó Mainichi Shimbun.
La policía sospecha que quienes compraron el oro sabían que había sido robado.
Los ladrones utilizaron el nombre de una empresa que opera una joyería en Tokio para vender el oro. (International Press)
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