Decisión genera polémica entre habitantes de la ciudad de Ishinomaki
Las autoridades de la ciudad nipona de Ishinomaki (noreste) decidieron no demoler las ruinas de un colegio en el que murieron 74 niños y 10 profesores como consecuencia del tsunami de 2011, convertidas en un símbolo de esta tragedia en Japón, informaron medios locales.
El Gobierno de esta localidad de la prefectura de Miyagi, muy castigada por la catástrofe de la que el pasado 11 de marzo se cumplieron cinco años, ha decidido mantener los restos del edificio en homenaje a las víctimas y pese a la intensa polémica suscitada en torno a si debía ser demolido o no.
Algunos vecinos y familiares de los fallecidos apostaban por tirar abajo la maltrecha escuela primaria de Okawa, donde todavía se ven pizarras y pupitres abandonados entre amasijos de escombros.
Sin embargo, el 45 por ciento de los residentes de esa localidad del noreste de Japón estaban a favor de convertir las ruinas en un monumento en honor a las víctimas, según una encuesta del Gobierno de Ishinomaki realizada el año pasado.
«Una vez destruido, la decisión sería irrevocable y no habría nada que discutir. Ahora me gustaría que el ayuntamiento tratara con los vecinos cuál es la mejor manera de preservarlo», explicó a Kyodo Kazutaka Sato, cuyo hijo de 12 años falleció en esta escuela.
El Ejecutivo local informó de que invertirá 150 millones de yenes (alrededor de 1.189.500 de euros) en la conservación del centro escolar, el colegio en el que se registró un mayor número de víctimas a causa del terremoto y el tsunami. (EFE)
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