«En el Japón de hoy, no tenemos lugar para aprender sobre el sexo», dice experto
“En virgen a los 40”, Steve Carell interpreta a un hombre que llega a los 40 años sin haber tenido jamás relaciones sexuales. ¿Una película irreal? No. Al menos no en Japón.
Takashi Sakai tiene 41 años, un buen trabajo y es heterosexual, pero también es virgen y jamás ha tenido novia. No porque no quiera, sino porque no sabe qué hacer para conseguir una pareja.
Y su caso no es único, él es uno de cada vez más hombres de mediana edad que aún son vírgenes, según AFP.
«Nunca he tenido una novia. No es que no me interese. Admiro a las mujeres», dice. Quiere, pero no sabe cómo.
No ser capaz de construir lazos emocionales y físicos con mujeres duele. Y lo sabe muy bien un arquitecto de 49 años, también entrevistado por AFP, que pide no ser identificado.
Solo dos veces en su vida se ha sentido atraído sentimental y sexualmente por una mujer: la primera vez cuando tenía 25 años más o menos, y la segunda dos décadas más tarde.
«Fue devastador», recuerda. «Parecía anular mi vida y quitarme la razón para vivir».
En ambas ocasiones sufrió una rápida pérdida de peso, y ahora teme pasar el resto de su vida como un solterón virgen.
Una encuesta realizada por el Instituto Nacional de Población de Japón en 2010 reveló que alrededor de una cuarta parte de los hombres japoneses solteros de 30 a 39 años todavía eran vírgenes (incluso se llegó a acuñar el término «yaramiso» para referirse a ellos).
La tasa se situaba tres puntos por encima de 1992.
El período coincide con la prolongada desaceleración económica de Japón.
¿Coincidencia? ¿Peor situación económica, más vírgenes? La experta en temas de relaciones de pareja, Yoko Itamoto, afirma que el debilitamiento económico ha hecho mella en los hombres en Japón, que deben luchan para encontrar puestos de trabajo a tiempo completo.
Con menos seguridad económica, muchos hombres parecen perder la confianza, afirma.
«En las últimas dos décadas, la situación para los hombres japoneses ha sido muy dura y competitiva», añade.
Por su parte, Shingo Sakatsume advierte sobre el contraste entre la ubicuidad de las imágenes de contenido sexual en Japón (están en todas partes: televisión, manga, etc.) y la falta de un tratamiento serio y profundo del tema.
«En el Japón de hoy, no tenemos lugar para aprender sobre el sexo o cómo construir una relación romántica», dice.
¿Quién es Sakatsume? Dirige el grupo sin fines de lucro «Manos Blancas», que ayuda a las personas con discapacidad a encontrar una salida para sus necesidades sexuales. Su lema: «La madurez sexual significa madurez social».
«Las personas que no son sexualmente maduras tienden a ser socialmente tímidas», manifiesta.
Su organización también apoya a la gente que no tiene discapacidad, pero cuya relación con el sexo (o la ausencia de ella) puede ser una barrera para su realización personal.
Por ello ha instituido una “academia de vírgenes” que ofrece, entre otras cosas, conferencias sobre cómo encontrar una pareja y la manera de establecer una relación constructiva.
Antaño, explica Sakatsume, las rígidas normas sociales en Japón funcionaban como guías para que la gente pudiera atravesar las distintas etapas de la vida (trabajo, matrimonio, familia, etc.). Ahora cada persona debe aprender por sí sola a encontrar una potencial pareja.
Volvamos a Sakai, el hombre de 41 años con el que empieza este artículo. Sakai se ha matriculado en la academia y asiste a clases de dibujo en vivo, donde hace esbozos de mujeres desnudas como parte de un plan para ayudar a los participantes a entender el cuerpo femenino.
Al japonés le cuesta encontrar las palabras para describir su emoción: «La primera vez que hice esto, en otoño del año pasado, oh… Yo estaba tan alucinado. Sus cuerpos son increíblemente hermosos».
«Una cosa que aprendí es que hay muchas formas diferentes de pechos e incluso de genitales», dice.
La experiencia en la academia es positiva para Sakai. Cree que le ha enseñado a ver que el hecho de ser virgen no es un asunto de vida o muerte.
El hombre no sabe si algún día dejará de ser virgen, pero no dramatiza. «No hay necesidad de ser tan pesimista», dice. La virginidad no ha matado a nadie. (International Press)