Genjimonogatari, la novela japonesa de todos los tiempos se presenta en español en Tokio

Izumi Shimono e Iván Pinto Román firman libros durante la presentación en Lima. (Foto Peru Shimpo)

Genji, un seductor que cautiva a mujeres aristocráticas con poemas en papel perfumado y lujosos kimonos de regalo, tiene más ya más de 1.000 años desde que fue concebido para literatura japonesa. Ahora «Genjimonogatari» vuelve a rejuvenecer en la  versión titulada o «El relato de Genji», una traducción al español que será presentada este viernes 7 de febrero en la Embajada del Perú en Japón.

Esta edición, de 718 páginas, fue traducida directamente del texto original, por la profesora japonesa Izumi Shimono y el peruano Iván Pinto Román, y fue publicada en 2013 por el Fondo Editorial de la Asociación Peruano Japonesa del Perú en el marco del 140 Aniversario del Establecimiento de Relaciones Diplomáticas entre el Perú y el Japón.


Pinto Román, es un ex-diplomático, abogado, estudioso de la historia cultural japonesa y profesor desde 1993 en el Centro de Estudios Orientales de la Pontificia Universidad Católica del Perú.

Por su parte, Shimono es doctorada en Literatura Japonesa por la Universidad de Gakushuin de Tokio e investigadora en Artes Escénicas y Literatura del Japón.

Para este trabajo, ambos utilizaron como base el manuscrito de Oshima, considerada la más fiel de las transcripciones aún exsistentes y el libro “Zenyaku Genji Monogatari” de Akiko Yosano.


LA HISTORIA DE UN HÉROE «PERFECTO»

Genji, el Casanova de una de la primeras novelas japonesas, que fue reconocida como una obra maestra no mucho después de haber sido escrita por una críptica dama de la corte imperial del siglo XI, ha inspirado desde pinturas en pergaminos hasta películas, dibujos animados e incluso a un grupo pop de patinadoras de la década de 1980.

Los niños japoneses todavía estudian partes de la obra en la escuela y tres importantes traducciones al inglés le han deparado un reconocimiento internacional a la autora conocida como Murasaki Shikibu, ya que no se sabe su verdadero nombre.


“Si uno redujera el patrimonio cultural de Japón a un solo libro, tendría que ser ‘La historia de Genji’”, dijo Jakucho Setouchi, una famosa escritora y monja budista que dedicó una década de su vida a una traducción de la obra al japonés moderno, y que ha vendido cerca de tres millones de copias.

Los hombres japoneses sueñan con ser como el príncipe de la obra, cuyo aspecto, inteligencia, exquisito gusto y talento que tiene para todo, desde la música, el baile y la poesía, han llevado a que algunos comentaristas literarios lo llamaran como el héroe “perfecto”.


Al niño, conocido como “Shining Genji” por su belleza, hijo de un emperador y una concubina, se le prohibe llegar al trono debido al bajo estatus de su madre, pero gracias a un hábil plan se convierte en uno de los hombres más poderosos de la región.

EL SEDUCTOR DE LO IMPOSIBLE

Las lectoras tienden a simpatizar con las conquistas de Genji, cuya historias ofrecen una imagen clara de las mujeres en el período Heian, que se extendió de 794 a 1185.

La jóvenes mujeres de la nobleza eran mantenidas como virtuales prisioneras y constantemente vigiladas por sirvientes para evitar escándalos.

Pero para un seductor como Genji no había imposible. Con una mezcla de bravuconadas y coimas él tenía acceso “ilícito” a muchas habitaciones bajo el amparo de la oscuridad, donde en alguna ocasión se topa con un rival y en otra se encuentra en la cama con la mujer equivocada, ya que su blanco deseado se había escabullido silenciosamente.

La mayoría de sus amantes son dejadas al amanecer, llorando por él envueltas aún entre sábanas de seda. A medida que envejecen, o que su paciencia acaba por las aventuras amorosas de Genji, muchas de ellas se convierten en monjas budistas.

Se cree que Murasaki, la autora, nació en el año 973, pero poco más se sabe acerca de ella, incluyendo la fecha de su muerte. Su padre era un funcionario de rango menor en la corte y un reconocido erudito, quien le proporcionó a su hija una educación en chino, un privilegio que en ese momento estaba usualmente reservado para los hombres de la corte japonesa, profundamente influenciada por China.

“La obra maestra de esta singular mujer, que sirviera como dama de honor de la emperatriz consorte Akiko, con el paso del tiempo se ha convertido en el máximo símbolo de la cultura cortesana de la época Heian, período de la historia del Japón entre fines del siglo VIII y fines del siglo XII, en que el país fue regido por la nobleza en torno al emperador”, ha dicho el Dr. Pinto Román en Perú para describir una obra de todos los tiempos. (International Press)

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