Por Jorge Barraza*
Chile estará en el Mundial. No por sus actuales 18 puntos (le faltan sumar al menos otros 6), ni por su triunfo en Asunción sobre el ya resignado Paraguay. Clasificará por la forma en que juega: al ataque siempre. Después de cuatro derrotas seguidas, el barco se hundía, la dirigencia cambió al capitán (Claudio Borghi) y llegó Sampaoli, un timonel ultraofensivo, que dio la orden de navegar a toda máquina. Resultado: llegó a tiempo. Perdió sin merecerlo ante Perú y venció claramente a Uruguay y Paraguay. Con seis puntos seguidos, cualquiera se acomoda en esta Eliminatoria parejísima.
Que diga Perú lo que significan dos triunfos en serie. Estaba penúltimo y desanimado con 8 puntitos, superó a Chile y Ecuador y ahora acecha el quinto puesto de Venezuela. Porque la pelea no sale de ahí, del quinto escalón. El cuarteto de arriba ya está. Chile no va a dejar el cuarto lugar, acaso suba uno. De los 4 encuentros que le quedan, tiene 3 de local, y en Santiago habrá que aguantarlo… Además, uno de esos tres que lo visitan es Bolivia, que también está fuera de combate. De aquí en más, quienes deban medir a Bolivia y Paraguay tendrán una ventaja considerable.
* Dime cómo juegas… Y te diré si clasificas. “Lo importante es que se ganó”, dice la gente. No, lo importante es cómo se jugó. Paraguay fue finalista de la Copa América 2011 mostrando un fútbol pavoroso, ultradefensivo, feo. Lo pelotearon todos. Pero la suerte y los penales determinaron que fuera finalista sin ganar un solo partido (récord). Los hinchas, orondos, se regodeaban en los foros “Ah… no sé, somos finalistas de América…” Pero esas cosas luego se pagan. Y ahora llegó la factura: último en la Eliminatoria y fuera del Mundial, aunque la aritmética le dé un hálito de vida.
* Perú vive. Chile, entonces, fue el gran vencedor de la temida jornada 13. También Perú tiene derecho a celebrar y a soñar. Ganó un juego durísimo a su otro rival del Pacífico, Ecuador, casi un calco de cómo derrotó a Chile, con lo justo, sin sobrarle una migaja. Seis puntos de oro para prenderse de verdad en la lucha mundialista. Muy meritorio lo de Markarian, que ha logrado finalmente conformar un grupo unido, que quiere dejar la sangre por la camiseta, pelea todos los partidos y que, después de décadas, ES COMPETITIVO.
* El Pizarro del Bayern. Golazo y excelente prestación de Pizarro, quizá la mejor que le hayamos visto con su equipo nacional, haciendo honor a la capitanía. Así sí, Pizarro. Y no tan siquiera por el gol, hizo dos o tres maniobras más de alto mérito técnico, como esa apilada del principio en que dejó a tres en el camino y despachó el centro atrás. Tal vez no jugó lindo, Perú; pero jugó bien, aún cuando pasó grandes sobresaltos atrás. Hizo sentir la localía, metió intensidad en la lucha por la pelota. El orden de un equipo potencia sus individualidades. Por eso hubo figuras. Gran partido del buenísimo arquero Raúl Fernández, confiable, veloz de piernas, volador, audaz, acaso el mejor portero peruano en años. El cholo Retamoso tuvo una entrega conmovedora, muy bien, y uno que se perfila como excelente lateral izquierdo para los próximos años: Yoshimar Yotún. Aplicado en la marca, prolijo en la salida, aplomado. Bien por él.
* Argentina aprobó. “Sin Messi no le ganamos ni a Tailandia”, decían los hinchas argentinos. Es que es tanta la influencia de un jugador así, que hace los goles, los fabrica, desequilibra en cada avance, que había enormes dudas de lo que podía dar la Selección Argentina sin él. La prueba era perfecta: contra Colombia, acaso el equipo más fuerte de la Eliminatoria, y de local, lo que obligaba a salir a buscar el partido. Le fue bien al once de Sabella, aún con el empate. En un partido vibrante, acarició la victoria, le anularon un gol válido a Agüero, le echaron al goleador de la Eliminatoria (Higuaín) y el juez venezolano Escalante dejó jugar a Colombia al límite del reglamento. Falcao debió ser expulsado por un terrible planchazo a Federico Fernández (no ha sido afortunado con los jueces Argentina en esta Eliminatoria). La albiceleste ya tiene los puntos para asegurarse un boleto a Brasil, pero los partidos que le faltan le vienen de perlas para ir creciendo en lo colectivo.
* Ospina gigante. Colombia también jugará el Mundial. Sin la mínima duda. Se paró firme en Buenos Aires ante un rival incisivo, velocísimo en ataque y pertinaz. Acaso se le fue un poquito la pierna (en un Mundial no le permiten jugar así), sin embargo mostró personalidad para llevarse el punto que lo deja en una privilegiada posición: segundo con 20 y un partido menos que el puntero, que Chile y Venezuela. De los cinco choques que le quedan, tiene 3 de local, nada menos que Perú, Ecuador y Chile, sus tres rivales directos. No hay manera de que pierda el cupo. Y lo más trascendente: juega bien, tiene el mejor técnico posible y excelentes jugadores. Entre tantas figuras de las que goza Colombia, aparece también su arquero David Ospina, responsable esencial del punto obtenido. Le sacó dos pelotas a Higuaín que casi siempre son de red. De esos arqueros que te salvan cuando el gol ya es un decreto. Excelente salidor de alto y bajo, muy valiente, líder por lo que transmite tapando.
* Ecuador no se despintó. Con 20 puntos y saldo positivo de goles, Ecuador no peligra. Con 24 entra seguro. Tiene 5 fechas para conseguirlos. Y una de ellas será frente a Bolivia. El mediocampo y el ataque ecuatorianos son buenos, la defensa es vulnerable. Lo disimula de local porque lo atacan poco. Afuera se desnuda. Los dos centrales no son garantía. Y no tiene un arquero indiscutible, como Ospina, como el chileno Bravo, como el mismo Fernández de Perú. Pudo haber empatado ante los hijos de Chumpitaz. Situaciones tuvo (¡la que perdió Guagua…!) Bien Noboa, bien Joao Rojas, atrevido, encarador, rápido. Peleador Chucho Benítez (soportó muchas infracciones) y cuando se reveló, lo amonestaron y lo dejaron sin el juego ante Argentina. El que no nos termina de cerrar es Valencia. El hincha lo ve como un fenómeno mundial. Modestamente, este cronista le ve hacer poquito. Muy circunscripto a la raya derecha, a lanzar algún centro. Un pase intrascendente al medio, otro atrás, una bola que pierde… Sin desborde, sin gravitación. Lejos del crack que se pone el equipo al hombro y lo lleva hacia adelante. No es que juegue tan mal, no ratifica su condición de figura. En toda esta Eliminatoria ha estado bajo. Y metió una plancha que le pudo haber costado roja. El mismo suelazo que le aplicó a Richard Ortiz en la segunda fecha en Asunción cuando le rompió los ligamentos. ¡Ojo…!
* Inquietante séptimo puesto. El de Uruguay. Bajó sin jugar. Le quedan 5 finales del mundo, tres de ellas ante rivales directos (Venezuela, Perú y Ecuador), las tres como visitante. Y las dos en casa, con Colombia y Argentina. El martes en Puerto Ordaz, va sin Suárez. Y ahora también lo pasó Perú. Si llega al Mundial, será una hazaña. Con menos que eso, no le alcanza.
*Ex articulista de El Gráfico y director de la revista Conmebol, (a) International Press.