Japonés suma una medalla de oro a sus tres títulos mundiales consecutivos
Natalia Arriaga / EFE
El japonés Kohei Uchimura, decepcionante en la competición por equipos de días pasados, sacó hoy por fin la calidad que le ha llevado a ser tres años consecutivos campeón del mundo y se colgó el oro olímpico del concurso completo, que suma a la plata de Pekín 2008 y que le confirma como uno de los mejores gimnastas de todos los tiempos.
Veintitrés años, 160 centímetros de altura, 55 kilos de peso. De un físico tan frágil salió hoy la esencia de la gimnasia, en forma de seis ejercicios que admiraron en silencio los 16.000 espectadores del North Grenwich Arena de Londres y que convencieron plenamente a los jueces, que le dieron 92,690 puntos, 1,659 más que al alemán Marcel Nguyen, medalla de plata.
Uchimura ha sumado desde la plata de Pekín 2008 tres títulos mundiales consecutivos, una gesta inédita en la gimnasia mundial. A su brillante historial le faltaba el oro olímpico y en Londres falló en el primer intento, el de la competición por equipos, en la que Japón se quedó con la plata en gran parte por los errores de Uchimura.
Pero hoy se olvidó de sus dos malas actuaciones en caballo con arcos y abrió con brillantez en este aparato, sacando provecho de una cintura de goma. Fue el único por encima de los 15 puntos (15,066).
Controló luego las anillas a su antojo (15,366, solo peor que Nguyen), antes de hacer un salto cercano a la perfección, a cámara lenta, sin moverse un centímetro en la salida (16,266). También aquí fue el mejor.
Aunque bajó ligeramente el nivel, quizá para asegurar, en las paralelas (15,325), en la barra fija volvió a dar una lección (15,600) con sueltas perfectas y vuelos de altura, con esa sensación de total ligereza que ofrecen sus movimientos.
Uchumira debía cerrar en suelo, el aparato en el que es campeón mundial. Tuvo que apoyar las manos en la segunda serie acrobática para no caerse (15,100), pero ya tenía margen para eso y para más, máxime tras el simultáneo error en caballo con arcos de su inmediato perseguidor.
Uchimira celebró el oro con gestos de rabia, un desahogo tras las frustraciones de los primeros días. Fruto de esos errores solo tendrá oportunidad de sumar una medalla más, en la final de suelo, la única para la que se clasificó.