Irma Aráuz: La familia y el orden del amor

Irma Arauz

El restablecimiento del orden en el hogar libera y hace que el amor fluya y fortalezca a la familia, dice la psicóloga Aráuz.

Irma Arauz
Irma Arauz

Por la psicóloga Irma Aráuz*

Todos los miembros de una familia estamos ligados por unos profundos lazos de amor y lealtad. Siguiendo el orden temporal este grupo familiar es muy importante para nuestra supervivencia y nuestro desarrollo, y de él formamos parte a lo largo de nuestra vida.


El orden en el amor, es decir las condiciones a tener en cuenta para conseguir que el amor en todas nuestras relaciones crezca y prospere sin impedimentos, en lo esencial está predeterminado y sólo se revela por los efectos de nuestros actos, y se percibe de la siguiente manera:
1. El derecho a la pertenencia. En el seno de la red familiar cada uno de los miembros tiene el mismo derecho a la pertenencia. Esto quiere decir que todos deben tener un lugar en la familia, aunque hayan muerto, y no deben ser excluidos de la red familiar. Esta ley fundamental de que cada uno tiene su lugar o derecho a la pertenencia, no tolera ninguna infracción. Donde esto ocurre, posteriormente los miembros excluidos serán representados por otros miembros de la familia sin que éstos se den cuenta.
2. La relación de pareja tiene proridad en la familia. En una familia primero se formó la pareja: marido y mujer. Por lo tanto, su amor como hombre y mujer tiene prioridad sobre todo lo que venga después, es decir, sobre su amor de padres hacia sus hijos. Cuando los hijos absorben toda la atención en la familia, los padres ya no son pareja, sino padres. Por lo tanto, tanto el hombre como la mujer no tienen de dónde recargar su energía, pues ambos deberían apoyarse el uno al otro, al no darse cuenta comienza el boicot, entonces los hijos se alían con uno de los padres, generalmente al que perciben más débil. Si se quiere estar en paz con los hijos, se debe estar bien con el cónyuge.
3. Los padres son más grandes que los hijos. Otra propiedad del orden en el amor, es que los padres den y los hijos tomen. Pero no se trata de un dar y tomar cualquiera sino de dar y tomar la vida. Si un hijo se siente emocionalmente más grande o responsable que sus padres, es generalmente porque los padres se dirigen a él con exigencias. Por ejemplo: que el hijo consuele a sus padres, que madure rápido, que les sirva de intérprete, que les ayude a hacer trámites, o que los ayude con la carga económica o emocional. Los padres deben conservar su lugar y no perderlo.
4. La jerarquía en la familia. Esta propiedad del orden en el amor es que en la familia existe o debe existir una jerarquía entre sus miembros y cada uno ocupa su lugar. Es decir, la jerarquía pasa de arriba a abajo. Las relaciones sufren si no se respeta este principio: si los padres siguen teniendo más importancia que el cónyuge y los hijos, o si una primera pareja se considera más importante que la nueva.
5. El niño necesita a ambos padres. Un hijo sólo puede estar en paz consigo mismo y encontrar su identidad, si está en paz con sus padres. Si uno de los padres queda excluido, el hijo está a medias y se encuentra vacío. Si se rechaza a uno de los padres, el hijo se unirá secretamente a él y seguirá su ejemplo.
Para terminar es importante que cada miembro de la familia ocupe su lugar para poder sentirse honrado y digno porque el restablecimiento del orden libera y hace que el amor fluya y fortalezca a la familia.
*La psicóloga Irma Aráuz atiende directamente en el teléfono 090-2553-3307 y en el e-mail consultasairma@live.com.ar.

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