Advierten del peligro de las sectas sucesoras de la Verdad Suprema en Japón

Shoko Asahara, líder de la secta Verdad Suprema

Aleph y Hikari no wa mantienen devoción a Shoko Asahara, autor del atentado con gas sarín en Tokio


Shoko Asahara, líder de la Verdad Suprema

La agencia nipona de Inteligencia solicitó autorización para mantener bajo vigilancia durante los próximos tres años a dos sectas sucesoras de la agrupación de la Verdad Suprema, responsable del atentado con gas sarín que mató a 13 personas en el metro de Tokio en 1995.

La agencia, dependiente del Ministerio de Justicia, asegura que los integrantes de los dos grupos en los que se dividió la Verdad Suprema tras el atentado aún están bajo la influencia de su fundador, Shoko Asahara, condenado a muerte por idear el ataque.

Sus inspectores consideran incluso que la devoción hacia Asahara ha ido en aumento, pues ambas congregaciones celebran su cumpleaños y lucen imágenes suyas en sus instalaciones, informó la agencia local Kyodo.


Además, indican que en sus sermones mencionan la devastación causada por el terremoto y el tsunami del 11 de marzo y advierten a sus miembros de que una tragedia así se repetirá si no se involucran en sus prácticas religiosas.

La petición para prolongar la vigilancia ha sido enviada a una comisión de seguridad pública que, antes de pronunciarse, escuchará las opiniones de los dirigentes de Aleph (nombre con el que se refundó la secta) y Hikari no wa (Círculo de luz), el grupo escindido de éste último en 2007.

El régimen de vigilancia estatal, que ha sido renovado ya tres veces, fue impuesto en 2000 gracias a la creación de una ley específica, y permite a los inspectores de la agencia revisar sus instalaciones y obligar a las dos organizaciones a facilitar los nombres y direcciones de sus líderes.


Según datos del Gobierno nipón, a día de hoy hay unos 1.300 miembros de Aleph y unos 200 de Hikari no wa en Japón, además de unos 140 seguidores de ambos grupos en Rusia, donde el culto ha tenido raigambre desde sus inicios.

El pasado 21 de noviembre el Tribunal Supremo japonés ratificó la pena capital impuesta a Seiichi Endo, el virólogo que produjo el gas sarín empleado en el atentado, y dio por cerrada la serie de procesos judiciales contra los miembros de la secta tras el ataque en el metro de Tokio.


En total, las autoridades han procesado a 189 miembros de la Verdad Suprema, emitido cinco condenas de cadena perpetua y confirmado 13 penas de muerte por el atentado, en el que murieron trece personas y resultaron intoxicadas unas 6.300, muchas de las cuales sufren hoy graves secuelas físicas. (EFE)

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