Cada vez más número uno. Por Jorge Barraza

Jorge Barraza
Jorge Barraza

¿Cómo será el fútbol canadiense…? ¿Malo… frío… tosco… amateur…? Poco sabemos de él, casi nunca llegan noticias de ese medio. Jamás se menciona a una estrella canadiense. Una vez participó de un Mundial, en México ‘86, aunque no le fue bien: jugó 3, perdió 3, no marcó ningún gol. El 2000 fue su gran año: abrazó la gloria ganando la Copa de Oro de la Concacaf. Pero pasó esa golondrina y siguió nevando. La realidad es su puesto número 105 en el Ránking Mundial, metido entre Mozambique, Siria, Antigua y Barbuda, Omán…

No obstante, hace cuatro años Canadá dio una fantástica demostración, sino de técnica, al menos de popularidad futbolística. En 2007 hospedó la Copa Mundial Sub-20 de la FIFA y vendió 1.195.239 boletos en los 52 partidos que componen el torneo. O sea, 22.985 de promedio por juego, una cifra extraordinaria, tanto que es el récord histórico en 34 años y 17 ediciones de la competencia (la actual de Colombia es la 18). Y alucinante si tenemos en cuenta que Canadá fue eliminado en primera fase y resultó último en su grupo, otra vez con 3 jugados, 3 perdidos y cero gol. Tan magro balance no melló el entusiasmo de los aficionados. Un partido de cuartos de final entre Chile y Nigeria convocó a 46.252 espectadores. Casi de ciencia ficción.


Canadá batió la marca de 1.155.160 entradas que ostentaba México desde su Mundial de 1983. Claro, en México se disputaron 20 partidos menos, pero también los estadios eran muchísimo más grandes. A la final de Argentina 2 – República Checa 1, en Toronto, asistieron las 19.526 personas que cabían en el Estadio Nacional. En la definición de 1983, Brasil 1 – Argentina 0, el Estadio Azteca albergó 110.000 almas. De modo que está compensado.

“Durante muchas noches de partido, los hinchas que no pudieron conseguir asientos en las sedes, con boletos totalmente vendidos, se congregaron en las aceras, afuera de los estadios, simplemente para echar un vistazo a lo que pasaba”, cuenta Christina Atallah, periodista canadiense, en un artículo en www.CanadaSoccer.com. “El fútbol es el número uno de los deportes en Canadá”, agrega. Es decir que desplazó al hockey sobre hielo.

Algo similar a lo que aconteció con el fútbol y el béisbol en Venezuela, a lo que sucede con el fútbol y el rugby en Sudáfrica y Australia, a lo del fútbol y los deportes invernales en Eslovenia. Y muchos ejemplos más. La fuerza avasallante del balompié arrasa con los otros juegos, con una peculiaridad: cuando el fútbol se posiciona como número uno nunca más cede el lugar.


En los pocos países del orbe donde la pelota no reina, basta que se organice un gran torneo internacional o se dé un éxito de la selección nacional para que el fútbol ascienda de manera fulminante.

El Mundial Sub-20 de Colombia 20 lleva vendidos 770.828 boletos hasta octavos de final. Por una razón de capacidad de los estadios (no son muy grandes, entran poco más de 40.000 en los de mayor aforo), en los 8 partidos que restan no podrá batir la marca establecida por Canadá en esta categoría. Pero muestra el fantástico entusiasmo del público.

Ahora bien, si a nivel de mayores y juveniles la fascinación va cada más en aumento, el éxito en el área femenina es colosal. En el reciente Mundial de Alemania, ganado por Japón, se registraron taquillas de asombro: sólo para ver los primeros tres partidos de la selección local se expendieron 73.680 ingresos en Berlín (Alemania 2 – Canadá 1), 48.817 en Fránfort (Alemania 1 – Nigeria 0) y 45.867 en Moenchengladbach (Alemania 4 – Francia 2). Números casi insólitos.


Además, 17,5 millones de alemanes contemplaron por televisión como su equipo nacional femenino caía en cuartos de final ante las campeonas japonesas.

Estamos ante un fenómeno de convocatoria que agota los calificativos más grandilocuentes. Y no porque se juegue mejor.


Esta tarde, en Madrid, el Real y el Barsa animarán su primer choque de la temporada 2011-2012. Será el juego de ida de la Supercopa de España. Los anuncios dicen que 147 países (récord) han adquirido los derechos de televisión de este título, muy menor por cierto, aunque potenciado por la categoría de los contendores. Pero el número de televidentes internacionales se disparará pues uno de los nuevos mercados que ha comprado las imágenes es la India, con 1.241 millones de habitantes y un creciente estándar económico.

El fútbol es una flor silvestre que no necesita riego y aún cuando la maltraten crece sin parar. Crece en el frío y en el calor, en el desierto y en la nieve, en la montaña y en la llanura, en el este y el oeste. Es un milagro inexplicable.

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