Las autoridades japonesas han incautado aproximadamente 40 kilogramos de oro, valorados entre 500 y 600 millones de yenes, en una operación que desmanteló una red de contrabando de metales preciosos que operaba entre Corea del Sur y Japón. En total, unos diez individuos, entre ellos ciudadanos surcoreanos y japoneses, fueron arrestados bajo sospecha de violación de la ley aduanera.
La modalidad utilizada para este contrabando fue el «sedori» (瀬取り), que implica la transferencia de mercancías en alta mar. Los contrabandistas ocultaron el oro en cajas que fueron embarcadas en un crucero que cubría la ruta entre Busan (Corea del Sur) y Osaka. Una vez en el mar Interior de Seto, cerca de la costa de la prefectura de Ehime, los lingotes fueron arrojados al agua y recogidos por otro grupo en una embarcación japonesa.
Las autoridades, que ya tenían información sobre la operación, llevaron a cabo una intervención en el puerto de Ehime, donde arrestaron a los implicados. Los detenidos intentaban evitar el pago del impuesto al consumo que se aplica a los productos importados a Japón, con la intención de vender el oro a precios más altos beneficiándose de la diferencia fiscal.
Según el Ministerio de Finanzas de Japón, el contrabando de metales preciosos, en particular de lingotes de oro, ha experimentado un aumento significativo desde 2014, cuando el impuesto al consumo pasó del 5% al 8%. En ese año, las incautaciones de oro se dispararon, alcanzando un récord de 1.347 casos y 6,3 toneladas de oro decomisadas.
Posteriormente, con el incremento del impuesto al consumo al 10% en 2019, las incautaciones continuaron, aunque se redujeron considerablemente debido a la disminución de los viajes nacionales e internacionales durante la pandemia de COVID-19.
El oro, considerado un «activo refugio» en tiempos de crisis, ha visto aumentar su precio considerablemente en los últimos años impulsado por eventos geopolíticos como la invasión rusa de Ucrania.
En noviembre de 2023, el precio promedio del oro, según el índice de precios de Tanaka Kikinzoku, una reconocida empresa japonesa dedicada a los metales preciosos, alcanzó los 13.155 yenes por gramo, casi tres veces el valor de hace una década.
En este contexto, durante la primera mitad de 2023, las autoridades japonesas reportaron 228 incautaciones de oro, superando las 218 del año anterior. La cantidad de oro confiscado en este período fue de 937 kilogramos, lo que representa un aumento de más de ocho veces con respecto al mismo período de 2022.
El contrabando de oro, que ha sido impulsado en parte por el aumento de los precios de este metal, ha comenzado a utilizar nuevos métodos de transporte, como los cruceros, en lugar de recurrir a los tradicionales servicios aéreos. La investigación continúa para identificar y desmantelar otras redes de contrabando de oro. (International Press)
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