En un anuncio que podría redefinir el curso del conflicto sirio, el Ministerio de Exteriores de Rusia comunicó hoy que Bashar al-Assad, presidente de Siria desde el año 2000, ha decidido renunciar a su cargo y abandonar el país. Según la nota oficial, esta decisión fue tomada tras consultas con las partes involucradas en el conflicto, aunque Rusia aseguró no haber participado directamente en dichas negociaciones.
Moscú, que ha sido uno de los principales aliados de Al-Asad desde su intervención militar en la guerra civil siria en 2015, instó a todas las facciones, incluyendo la oposición, a buscar una solución política y pacífica para poner fin al prolongado conflicto que ya lleva más de una década.
El comunicado no especificó el destino del presidente sirio, pero no se descarta que busque refugio en Rusia, país que ha brindado un respaldo militar y diplomático crucial a su régimen durante los años más intensos del conflicto.
Rusia mantiene una importante presencia militar en Siria, con bases aéreas y navales estratégicas en territorio sirio, como la base aérea de Jmeimim y el puerto de Tartús. Según el Ministerio de Defensa ruso, ambas instalaciones se encuentran actualmente en “alerta máxima” pero no enfrentan “amenazas graves”. Esta declaración busca calmar las tensiones en torno a la estabilidad de las operaciones rusas en la región tras el anuncio de la renuncia de Al-Asad.
Bashar al-Assad llegó al poder en 2000, sucediendo a su padre, Hafez al Asad, quien gobernó Siria durante tres décadas. Su mandato ha estado marcado por la brutal represión de las protestas prodemocráticas en 2011, que derivaron en una guerra civil devastadora. Con millones de desplazados, cientos de miles de muertos y la intervención de múltiples actores internacionales, el conflicto en Siria se convirtió en uno de los más complejos de la región.
«EL FUTURO ES NUESTRO»
El comandante rebelde Abu Mohammed al-Golani dijo en una declaración leída en la televisión estatal siria que no hay margen para volver atrás y que el grupo está decidido a continuar el camino que inició en 2011 durante la Primavera Árabe.
«El futuro es nuestro», decía la declaración de al-Golani citada por la agencia Reuters.
Hayat Tahrir al-Sham, que encabezó los avances rebeldes en el oeste de Siria, antes era una filial de Al Qaeda conocida como Frente Nusra hasta que su líder, Abu Mohammed al-Golani, cortó lazos con el movimiento yihadista global en 2016. Este grupo ha sido designado globalmente como terrorista.
Entre tanto, la embajada de Irán en la capital siria fue asaltada hoy por rebeldes tras la captura de Damasco y la caída de Bashar al-Assad, aliado de Irán, informó la televisión estatal iraní.
«Se dice que la embajada iraní fue asaltada junto a tiendas cercanas por un grupo armado diferente del grupo que ahora controla [la mayor parte de] Siria», dijo la televisión estatal iraní, refiriéndose a Hayat Tahrir al-Sham (HTS) que encabezó los avances rebeldes en el oeste de Siria.
REACCIÓN INTERNACIONAL
Las reacciones en la esfera internacional no se hicieron esperar. El presidente francés, Emmanuel Macron, dijo en su red social: «El Estado bárbaro ha caído. Por fin», mientras que el gobierno turco manifestó: «La nueva administración (siria) debe establecerse de manera ordenada, el principio de inclusión nunca debe verse comprometido y nunca debe haber un deseo de venganza».
El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, afirmó que la caída de Al-Assad fue resultado directo de los golpes dados por Israel a Hezbolá e Irán.
Por su parte, el presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, escribió en X: «Assad se ha ido. Ha huido de su país. Su protector, Rusia, Rusia, Rusia, liderada por Vladimir Putin, ya no estaba interesada en protegerlo», publicó Trump en X. «Rusia e Irán están debilitados en este momento, uno debido a Ucrania y una mala economía, el otro debido a Israel y su éxito en la lucha». (RI/AG/IP/)
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