Nos costó mucho llegar a disputar un mundial de fútbol después de 36 años en Rusia y nos quedarnos a punto de volver a jugarlo en un repechaje frente a Australia, para que ahora estemos en la cola de las eliminatorias mundialistas con apenas 5 puntos al final de la primera fase del torneo, detrás de Chile y Bolivia.
Esta es la peor selección de fútbol que ha disputado las eliminatorias premundialistas. Con un técnico cerrado como el uruguayo Jorge Fossati, empecinado en una fórmula (3-5-2) que no le rinde frutos y que ha llevado al fracaso total a esta selección de fútbol en la primera fase de las eliminatorias al mundial Estados Unidos-Canadá-México.
¿Para qué insistir en algo que nos va mal? Los resultados catastróficos obtenidos en esta primera etapa de las eliminatorias nos hablan de la necesidad de pensar en un cambio generacional en el fútbol, y eso lamentablemente nos va a alejar de próximas competencias mundialistas. Pero la decisión se debe tomar ya. Hay muchos futbolistas que ya cumplieron su ciclo en esta selección y que aun a sabiendas de su bajo rendimiento ocupan un espacio en la selección impidiendo la llegada de otros más jóvenes, con ganas de mostrarse para ser considerados en el equipo nacional.
No más Guerrero ni Cueva, que prefiere cantar chicha y juerguear a tener que entrenar para volver a ser convocado, así lo tenga Cienciano nuevamente en sus filas, ni tampoco André Carrillo (que prefiere vacacionar a vestir la camiseta nacional). Y, otro que está en la lista de quienes no deben volver a la selección es Renato Tapia, que prefirió su seguridad a estar con el equipo.
Estamos con medio equipo afuera. Es la dura y cruda realidad, por lo que amerita, urge, un cambio. No podemos seguir así, ya tocamos fondo y es momento de trabajar seriamente en el futuro de la selección de todos los peruanos. Hay que ser claros: si tenemos a un técnico al que los jugadores le piden que no los llamen es porque no hay amor por la camiseta, porque no tienen compromiso con su selección, porque no hay respeto por el hincha que paga su plata por ver jugar al Perú. Y, en esas condiciones… qué triunfo vas a lograr.
Dicen que las comparaciones son odiosas, pero se tienen que hacer. Costó mucho restituir la confianza en la selección con Gareca, que despert
ó en los jugadores esas ganas de triunfo para salir victoriosos en la cancha, de sudar la camiseta para afrontar con éxito a los rivales, de creer en ellos mismos.El “sí se puede”, se impuso en varias ocasiones en la era Gareca con la vuelta a los estadios del hincha con la familia, y de los clásicos banderazos de aliento a la bicolor. Sin embargo, ese sabor dulce que nos dejó ir a un mundial se perdió con la partida del profe Gareca para convertirse hoy en día en un trago amargo por culpa de malos dirigentes del fútbol peruano, involucrados en crónicas policiales, antes que en lo deportivo.
Tras el fracaso de Juan Reynoso y ahora de Fossati, no podemos mentir a la hinchada y pintar pajaritos donde no los hay. Es una vergüenza esta selección. No sabe jugar al fútbol, no sabe patear al arco, no busca el gol, renuncia al ataque. ¿Qué fútbol es ese? Sin estrategia, dónde está el Plan 2 señor Fossati. No lo hay, no existe, y los resultados de su mala fórmula para jugar al fútbol lo dice todo. ¿Qué espera usted para irse de la selección sr. Fossati? O al igual que Juan Reynoso espera que lo echen para cobrar su indemnización. Hay que ser bien caradura para hacer eso y no saber reconocer su fracaso e irse por dignidad.
Y, gran parte de culpa de este fracaso de la selección de mayores la tiene Agustín Lozano, el actual presidente de la Federación Peruana de Fútbol, por no saber hacer contrataciones. Si dejo ir a quien me llevó a un mundial, busco a uno igual o mejor para seguir el objetivo trazado, no busco alguien más barato y que no me haga sombra ni reclame por mirar qué viene atrás y exigir a los clubes profesionales responsabilidad con las divisiones menores.
Pero, qué podíamos esperar de un presidente del máximo órgano rector del fútbol peruano, involucrado en denuncias por presuntamente liderar una organización criminal como “los galácticos” y estar inmerso en lavado de activos según el Ministerio Público.
No solo estamos mal a nivel de selección sino también a nivel de clubes. Sin resultados positivos a nivel de Copa Libertadores y Sudamericana. No se ha trabajado en sacar semilleros. Es más, han llenado los equipos de la Liga 1 con futbolistas trajinados traídos de otros países, permitiendo la salida de los jóvenes nuestros hacia otros continentes en busca de nuevas oportunidades.
¿Qué estamos esperando? Es hora de tomar decisiones. Busquemos un técnico que quiera hacerse cargo del equipo de todos y se proyecte a trabajar en serio para asistir nuevamente a un mundial, y que los clubes profesionales entiendan que tienen una responsabilidad, invertir en infraestructura y trabajar con sus divisiones menores. Solo así tendrá futuro el fútbol peruano.
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