Los girasoles se han convertido en los últimos años en un regalo popular para el Día del Padre en Japón.
No siempre fue así.
En 1981, se creó el Consejo del Día del Padre, una rama de la Unidad de Moda Masculina, para difundir la costumbre del Día del Padre.
En 1982, alentó al público a dar regalos con un lazo amarillo para el Día del Padre, algo que con el tiempo arraigó en la sociedad japonesa gracias en parte a campañas de los grandes almacenes.
Kazunori Kawasaki, miembro de la Unidad de Moda Masculina, explica a Jiji Press que el amarillo es el color de la felicidad y se utiliza para protegerse del peligro.
Estados Unidos ha tenido una fuerte influencia en la manera cómo se celebra el Día del Padre en Japón.
En dicho día, en el país norteamericano se regalan rosas rojas a los padres vivos y se coloca rosas blancas en las tumbas de los difuntos.
En Japón se fusionó la costumbre estadounidense y el color amarillo como imagen del Día del Padre en Japón, y de eso nació el hábito de regalar rosas amarillas.
Ahora bien, debido a que las rosas amarillas también significan celos, los girasoles las han superado en popularidad como regalo del Día del Padre.
“Los girasoles son brillantes y animan a la gente”, destaca Shigeyuki Nanba, director de Suzuki Florist en Tokio.
Con respecto al regalo ideal para el Día del Padre, Kawasaki, padre de tres hijos, dice que “cualquier regalo hará felices a los padres”.
Más allá de obsequios, él dice que lo mejor sería que padres e hijos pudieran profundizar su comunicación. (International Press)
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