A partir del 1 de abril, la princesa Aiko, miembro de la Familia Imperial Japonesa, dará un paso significativo tras graduarse de la universidad al sumarse al equipo de la Cruz Roja Japonesa en calidad de empleada a tiempo parcial. Esta decisión ha generado una serie de interrogantes sobre su función, el impacto en su rutina diaria y hasta el salario que ganará.
El vínculo entre la Familia Imperial y la Cruz Roja Japonesa es innegable, remontándose a épocas antiguas. Históricamente, las visitas de emperatrices y princesas a hospitales y centros de ayuda han sido comunes, como lo evidencia la visita de la emperatriz Teimei al hospital de maternidad de la Cruz Roja durante el período Taisho, para consolar a las víctimas del Gran Terremoto de Kanto.
Esta conexión se ha mantenido a lo largo del tiempo, con la emperatriz emérita Michiko, la madre del emperador Naruhito, involucrándose activamente, incluso solicitando ropa para bebés confeccionada por la Cruz Roja.
En 2018, el cargo honorario de presidente de la Cruz Roja Japonesa pasó de Michiko a la princesa Masako, hoy emperatriz de Japón. Ahora, con la incorporación de la princesa Aiko como empleada, se profundiza aún más el lazo entre la realeza y la organización humanitaria.
La decisión de la princesa Aiko de unirse a la Cruz Roja Japonesa como empleada temporal ha suscitado preguntas sobre sus motivaciones y responsabilidades. Según la Agencia de la Casa Imperial, la Princesa expresó su interés en contribuir a la sociedad, especialmente tras presenciar el esfuerzo de voluntarios en áreas afectadas por desastres naturales.
Sin embargo, este nuevo rol plantea desafíos prácticos, como el aspecto salarial y la adaptación a un entorno laboral.
Según el sitio web de la Cruz Roja Japonesa, el salario inicial para los nuevos empleados de tiempo completo es de aproximadamente 220.000 yenes. Sin embargo, según la Agencia de la Casa Imperial, la princesa Aiko es una empleada temporal y su salario aún no ha sido determinado.
La sede de la Cruz Roja Japonesa, donde desempeñará sus labores, se encuentra a unos tres kilómetros del Palacio Imperial, lo que podría afectar su rutina diaria y sus desplazamientos.
Se han planteado interrogantes como el papel de la seguridad de la Casa Imperial cuando la Princesa tome la hora del almuerzo. Nadie sabe que amenazas pueden surgir contra la integridad de Aiko.
El comentarista de la familia imperial, Shinji Yamashita, enfatizó que la princesa Aiko será tratada con equidad en su nuevo puesto, destacando que incluso los miembros de la familia imperial reciben una compensación justa por su trabajo.
Con esta transición, la princesa Aiko enfrenta la oportunidad de crecimiento personal y profesional. En sus propias palabras, espera superar su timidez y dedicarse con esfuerzo a sus responsabilidades laborales.
El ingreso de la princesa Aiko a la Cruz Roja Japonesa representa un hito significativo, que refuerza el compromiso de la Familia Imperial con el servicio público y el bienestar de la sociedad japonesa. (RI/AG/International Press)
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