“Tuve una pelea con mi madre porque quiere que me registre en un servicio de búsqueda de pareja. Ella cree que una persona solo puede madurar después de casarse y criar hijos”.
Quien se queja es un hombre soltero en la treintena que vive en la prefectura de Kanagawa con sus padres y trabaja en el campo.
Le escribe a Yomiuri Shimbun en busca de consejo porque está “harto” de que su mamá no entienda que él no tiene ningún deseo de casarse.
El agricultor dice que tiene pocos días libres y que sus ingresos no son muy altos. “No quiero casarme ni criar hijos en esas circunstancias, y no creo que a una posible esposa le guste eso tampoco”.
Además, dice ser tímido y poco sociable. Incluso si tiene una cita, la cosa no llega lejos. Lleva más de 15 años sin pareja.
El hombre pregunta cómo debe lidiar con su madre, que insiste en que tenga hijos (y que ya es abuela, pues el agricultor tiene una hermana menor divorciada con tres hijos que vive en la propiedad familiar, aunque en otra casa).
Dicho sea de paso, el hombre dice que su padre nunca lo presiona sobre el matrimonio, así que se lleva bien con él.
El profesor universitario Masahiro Yamada le responde a través de Yomiuri que si bien hay mujeres que no quieren casarse con hombres que se dedican a cultivar la tierra, cada vez hay más mujeres interesadas en la agricultura.
Yamada le pide que no considere que su trabajo de agricultor es un obstáculo para encontrar esposa, que cambie de perspectiva y lo vea como una ventaja.
El profesor le cuenta que un hombre convenció a una oficinista de que se casara con él diciéndole: “Soy agricultor, así que si tenemos hijos, puedo cuidarlos en casa. Puedes seguir trabajando como quieras”.
Por otro lado, si el hombre de Kanagawa rechaza de manera tajante el matrimonio, al margen de las circunstancias, entonces Yamada le recomienda que no se obligue a buscar pareja.
“Debes ignorar las quejas de tu madre y seguir viviendo como estás”, concluye. (International Press)
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