Según un equipo que incluye a los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de EEUU, las personas que han sido infectadas por coronavirus tienen 1,68 veces más probabilidades de experimentar síntomas de fatiga después de la infección en comparación con aquellos que no la contrajeron,b pero ell riesgo de desarrollar «fatiga crónica» se incrementa a 4.32 veces.
La fatiga es uno de los síntomas más frecuentes de las secuelas del coronavirus, ante lo cual el equipo reiteró la importancia de las medidas preventivas contra la infección.
El análisis se realizó en datos de aproximadamente 4.600 infectados mayores de 18 años que consultaron en más de 300 instalaciones médicas en el estado de Washington entre febrero de 2020 y febrero de 2021.
De ellos, 434 personas (9,5%) informaron fatiga 30 días después de confirmarse la infección. Se compararon con cerca de 9.000 no infectados con características similares en edad y sexo para calcular el riesgo.
Entre los infectados, las mujeres tienen un riesgo de manifestar fatiga 1,39 veces más que los hombres.
Aquellos con condiciones de salud preexistentes también tienen un mayor riesgo de la secuela: 1,93 veces más si tienen gastritis o duodenitis, y alrededor de 1,6 veces más si experimentan síntomas psicológicos como ansiedad o depresión.
Investigaciones anteriores sugieren que hasta el 15% de los adultos en EEUU han experimentado al menos uno de los diversos síntomas de las secuelas del COVID-19. (RI/AG/)
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