Nguyen se despierta todos los días a las 5:30 a. m. y se pone un casco y un arnés de seguridad para trabajar construyendo andamios en obras de construcción a gran altura.
El vietnamita de 42 años envía a su país 100.000 yenes (665 dólares) para su esposa, sus hijos y sus padres.
En Vietnam, declara a Mainichi Shimbun, no ganaría más del equivalente a 40.000 yenes (unos 265 dólares) al mes por trabajar en una fábrica.
Por eso, aunque extraña a su familia (a la que llama dos veces por semana), no regresa a su país.
A Nguyen (un seudónimo) le va bien ahora, pero sufrió mucho cuando llegó a Japón, al extremo de ser golpeado repetidamente en su primer trabajo, algo que no sabe su familia.
Nguyen arribó a Japón hace 4 años como aprendiz técnico. Lo asignaron a una empresa de construcción en la ciudad de Okayama.
El vietnamita solo sabía algunas palabras en japonés y no podía entender las instrucciones que requerían un mayor conocimiento del idioma.
Nguyen cometía errores y sus compañeros de trabajo japoneses comenzaron a hacerle bullying.
Un video muestra al vietnamita de pie en la plataforma de carga de un camión mientras varios colegas lo golpeaban con palos.
En otra ocasión, sufrió rotura de dientes y costillas después de que sus compañeros de trabajo le arrojaron objetos al rostro y lo patearon.
Los abusos escalaron con el tiempo y en junio de 2021 Nguyen envió fotos de sus heridas a la organización encargada de supervisar que todo marche bien entre los aprendices y sus lugares de trabajo.
El vietnamita pidió que lo cambiaran de trabajo. ¿Qué le respondieron? Que emitirían una advertencia a la empresa de construcción.
Con respecto al cambio de trabajo, le dijeron que sería difícil.
No sirvió de nada, pues los maltratos siguieron.
La situación comenzó a revertirse cuando en octubre de 2021, gracias a un allegado, su caso llegó a un sindicato de trabajadores de la prefectura de Hiroshima que lo tomó bajo su protección.
En enero de 2022, el sindicato ofreció una conferencia de prensa para exponer la historia de Nguyen y publicó vídeos sobre los abusos.
Su caso obtuvo un fuerte impacto mediático y gracias a ello resultados positivos.
A la empresa de Okayama se le prohibió contratar a aprendices extranjeros y Nguyen recibió muchas ofertas de trabajo de empresas dispuestas a acogerlo.
La pesadilla había terminado.
Ligado a la construcción, trabajó en la restauración del torii que se eleva sobre el mar del famoso santuario de Itsukushima en Hiroshima, patrimonio mundial de la UNESCO.
El mes pasado, cambió su estatus migratorio de aprendiz técnico a trabajador calificado específico. Después de tantos infortunios, la vida ahora le sonríe. (International Press)