La vietnamita Chu Thi Suong llegó a Japón en 2017 como aprendiza para trabajar en la prefectura de Hokkaido bajo el ala de la corporación Shizuo, que gestiona una granja y una compañía de construcción.
La idea de Chu era ayudar a sus padres en Vietnam. Al año de su llegada, conoció al vietnamita Nguyen Duc Thang a través de Facebook. El hombre trabajaba en una fábrica en la prefectura de Gifu.
Tras cumplir su periodo de tres años como aprendiza, Chu regresó a su país, donde se casó con Nguyen.
La historia de la pareja -ella de 27 años y él de 34- en Japón probablemente habría terminado allí si no hubiera sido por el nuevo sistema de visado que lanzó el gobierno japonés en 2019 para reclutar a más trabajadores extranjeros.
Ambos solicitaron acogerse al programa de habilidades específicas y fueron aceptados, revela Asahi Shimbun.
Chu encontró trabajo nuevamente en Shizuo, al que también se sumó su esposo.
Ambos fueron padres en diciembre de 2021 y viven en un complejo de apartamentos que alberga a otras tres parejas vietnamitas que, por coincidencia, se convirtieron en papás en el pasado año.
Todos trabajan para Shizuo en la ciudad de Shibetsu, cuya población de alrededor de 17.000 habitantes es menos del 40 % de la que tenía en 1960.
La visa que tienen las cuatro parejas les permite quedarse en Japón por un periodo limitado. Todos esperan acceder a la visa 2 que les permitiría vivir y trabajar en Japón por tiempo indefinido.
“Más gente vendrá a Japón” si se amplía el alcance de la visa 2 a más industrias, dice Chu en alusión a sus compatriotas. La mujer asegura que “Japón es el mejor lugar para dar a luz y criar a un niño”.
Un elemento fundamental para que las parejas vietnamitas estén contentas en Japón y deseen prolongar su estadía en el país es el presidente de Shizuo, Yutaka Imai, un hombre de 72 años que se esfuerza por ayudar a sus trabajadores extranjeros.
Es tan estrecha su relación con los vietnamitas que Chu alude a él como “nuestro padre en Japón”.
En declaraciones a Asahi, Imai enfatiza que los vietnamitas “antes de ser trabajadores, son humanos. Si vamos a acogerlos, debemos pensar en ellos como nuestra familia”.
Imai, que es vecino de sus trabajadores, espera que el gobierno extienda a más sectores la visa 2. El empresario cree que si los extranjeros pueden residir de manera permanente en Japón, su dedicación al trabajo y su afán por aprender japonés serán mayores. (International Press)