Koshimizu Hifukukogyo, una compañía con sede en la prefectura de Ehime, fue contratada por el Ministerio de Salud de Japón durante la pandemia para que confeccionara batas médicas.
11 vietnamitas trabajaban para la empresa bajo duras condiciones. Era frecuente que hicieran más de 100 horas extra al mes, una cantidad ilegal.
Además de explotarlas, Koshimizu Hifukukogyo no les pagaba el zangyo.
Por ello, las aprendizas abandonaron el trabajo y el miércoles denunciaron en una conferencia de prensa que su exempleador les adeuda un total de 27 millones de yenes (193.000 dólares), informó Kyodo.
La compañía accedió a pagar a cada una de las mujeres entre 2,2 y 2,6 millones de yenes (15.000 / 18.000 dólares), montos que incluirían el zangyo no pagado y una indemnización por el retraso.
Sin embargo, Koshimizu Hifukukogyo anunció que se declarará en bancarrota. La compañía tiene pasivos por alrededor de 60 millones de yenes (43.000 dólares).
Las mujeres han recibido el apoyo de una organización sin fines de lucro que auxilia a los vietnamitas en Japón.
Su próximo destino laboral será una empresa textil en la prefectura de Gifu. (International Press)