El Tribunal de Distrito de Tokio ordenó al gobierno de Japón el pago de 100 mil yenes (741 dólares) a un brasileño en compensación por el daño que sufrió en un centro de inmigración en Tokio en 2018.
Andre Kussunoki había solicitado una reparación de 5 millones de yenes (37.050 dólares), según Kyodo.
En 2018, el brasileño estaba detenido en Tokio y las autoridades de inmigración decidieron su traslado a un centro en la prefectura de Ibaraki.
Kussunoki se rehusó y se encerró en un baño. Empleados del centro en Tokio lo sacaron a la fuerza y lo derribaron, manteniendo su cabeza contra el suelo durante unos ocho minutos.
El sudamericano decidió demandar al gobierno central alegando que el uso de la fuerza contra él había sido innecesario y equivalido a una agresión.
El tribunal de Tokio calificó como ilegal la fuerza física utilizada para reducir al brasileño de 35 años.
Además, hizo hincapié en el peligro que una acción de ese tipo acarrea (el brasileño sufrió lesiones), el miedo que experimentó el detenido y «la humillación que sintió al no ser respetado como ser humano».
Tras la publicación del fallo el jueves, la Agencia de Servicios de Inmigración de Japón dijo que lo examinará minuciosamente y que luego tomará “medidas apropiadas”. (International Press)