Las elecciones celebradas este domino 19 en Colombia y en Francia, con la victoria de Gustavo Petro y de Jean Luc Mélenchon, ambos representando a un frente amplio de izquierda progresista, nos anima a aprender algo más sobre lo que significa hacer política en democracia.
En primer lugar, han construido un liderazgo de unidad que sobrepasa el espacio y la ideología de su propio partido para alcanzar un nivel superior auténticamente nacional.
El Pacto Histórico, que ha llevado a Petro a la presidencia de Colombia, está conformado por Colombia Humana, el partido de Petro, el Polo Democrático Alternativo, de la nueva vice presidenta Francia Márquez, el Movimiento Social Indígena, Verde por el Cambio y un importante número de movimientos alternativos progresistas a los que se unió, en segunda vuelta, la coalición Centro Esperanza.
La Nueva Unión Popular Ecologista y Social, en Francia, está integrada por República en Marcha, el Partido Socialista, el Partido Comunista, Francia Insumisa, Europa Ecológica/Los Verdes junto con movimientos sociales feministas, juveniles, culturales que, igual que en Colombia, están fuera del espacio político de la izquierda tradicional.
En segundo lugar, este tipo de coaliciones nacionales se ha ido sustentando en un programa que defiende de manera clara los cambios en ambas sociedades señalando el objetivo de vencer a los candidatos y a los partidos de derecha. En el caso de Colombia, hundiendo la influencia del expresidente Álvaro Uribe y derrotando al candidato Rodolfo Hernández que la opinión pública llamaba “el Trump colombiano”, En el caso de Francia, era vencer a la ultraderecha de Marie Le Pen y asegurar los cambios que la sociedad francesa exigía al Presidente Macron.
Estos programas que finalmente les han llevado a la victoria se han enmarcado, como un tercer aspecto para aprender, en el compromiso serio de la defensa del sistema democrático y la continuidad de la política económica, pero con cambios que se basan, entre otros, en la expansión de la producción nacional y una consecuente lucha contra la desigualdad, la pobreza y el compromiso de respetar el ambiente y los derechos ciudadanos.
Así mismo, asumen el compromiso de continuar con sus alianzas, con América Latina y EEUU en el caso colombiano y con la Unión Europea en el caso francés, ambos compromisos cuestionados, de diferente manera por la izquierda tradicional de los dos países. Ha sorprendido el llamado directo de Petro a los EEUU para dialogar, reconociendo, sin mencionar, la importancia que dará a esta relación.
Como cuarto aspecto, podemos señalar que ambos candidatos han ofrecido una política de gobierno centrada en la persona, en la defensa de la vida, como ha repetido una y otra vez Gustavo Petro desde su Colombia Humana y en su primer discurso como Presidente electo; igualmente lo ha hecho Lean Luc Mélenchon al poner en el centro los problemas de la vida diaria de la mayoría de los franceses. Objetivos y estilos que la izquierda tradicional no los suele tratar.
Victorias, pues, para aprender desde Perú, No tenemos liderazgos nacionales, no tenemos organizaciones políticas confiables, no tenemos programas de gobierno que generen cambios económicos y sociales en democracia ni construimos entre todos la confianza necesaria para avanzar en objetivos mínimos comunes con soluciones para los problemas concretos de la gente común.
Felizmente, no hay que inventar la pólvora todos los días, tenemos ejemplos para seguir. Hasta el gran Gareca nos lo ha hecho recordar!
19 junio 2022.
*Ex alcalde de Villa El Salvador, Lima.
