El 6 de agosto, una mujer que reside en Tokio dio positivo a una prueba de coronavirus en un hospital. Como su condición no era severa, el personal médico le dijo que se recluyera en su casa.
Las personas que afrontan el proceso de recuperación de la enfermedad en su hogar son objeto de controles regulares por parte del centro de salud pública local.
En el caso de la mujer no fue así, y ocho días después de su diagnóstico fue encontrada muerta.
El gobierno de Tokio hizo público el fallecimiento esta semana, según Mainichi Shimbun.
El hospital que le detectó la enfermedad no avisó al centro de salud para que supervisara el estado de salud de la víctima, una mujer en la cincuentena.
Incluso cinco días después de ser diagnosticada, la mujer llamó al hospital para informar de que el centro de salud no se había puesto en contacto con ella.
El hospital le dio el número de teléfono del centro de salud a la mujer.
Si bien existen registros de que la residente llamó al centro, el hospital, por segunda vez, no informó sobre su caso. El personal del hospital olvidó enviar por fax el reporte correspondiente.
La mujer murió sin haber recibido ningún tipo de atención o control médicos.
El hospital explicó al gobierno de Tokio que el error se debió en parte a la sobrecarga de trabajo de su personal por el aumento de casos de coronavirus en la capital japonesa.
El gobierno de Tokio y el hospital ofrecieron explicaciones a la familia de la mujer así como disculpas por la negligencia. (International Press)
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