Después de más de 25.000 pequeños seísmos que no han dejado de sacudir La Palma durante ocho días y habían elevado la isla 15 centímetros, el magma que empujaba bajo el suelo se abrió camino: desde las 15:13 hora local La Palma vive su octavo volcán en tiempos históricos, de nuevo la Cumbre Vieja. Primera erupción en 50 años.
La erupción ha estallado en el municipio de El Paso, uno de los cuatro que estaban en alerta por riesgo volcánico desde el lunes pasado, en una zona escarpada de pinares conocida como Cabeza de Vaca, sin viviendas en su círculo más próximo, por lo que no ha causado víctimas, según ha explicado el Cabildo de La Palma.
«La seguridad de las personas está garantizada», ha corroborado el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, que se ha desplazado a La Palma para asistir a la reunión del comité director del Plan de Protección ante Riesgo Volcánico de Canarias (Pevolca), junto al jefe del Ejecutivo canario, Ángel Víctor Torres.
Sin embargo, sí hay núcleos de casas ladera abajo, donde unas 5.000 personas han sido evacuadas porque están expuestas a la lava, y hay algunas viviendas afectadas, al menos ocho, pero su número irá creciendo a lo largo de la noche. Las coladas de lava, a 1.075 grados centígrados de temperatura, avanzan sin que se pueda hacer nada para detenerlas, pero de forma relativamente lenta: 700 metros por hora.
El volcán comenzó a rugir en forma de una sacudida y una fuerte explosión que generó una columna de cenizas, a la que pronto siguieron borbotones de lava elevándose decenas de metros sobre el suelo desde varias bocas eruptivas. Hasta ocho bocas alineadas en dos fisuras, han contado los expertos del Instituto Volcanológico de Canarias (Involcán).
Desde hace días, Involcán y el Instituto Geográfico Nacional (IGN), los dos organismos científicos que tenían monitorizada la isla, venían advirtiendo de que el proceso sísmico se estaba acelerando, de que los terremotos tenían focos cada vez más someros (20 kilómetros, 10, 8, 5, hasta solo 100 metros los últimos), por lo que no descartaban que pudiera terminar en una erupción.
Pero sus diferentes portavoces insistían que no se podía predecir ni dónde ni cuándo iba a estallar el volcán… ni siquiera si iba a hacerlo, porque reactivaciones como la que había sufrido la Cumbre Vieja también se pueden detener de repente. Ha sucedido antes. (Agencia EFE)
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