El pasado domingo, 76 años después del fin de la Segunda Guerra Mundial, tres ministros del gobierno de Japón visitaron el santuario de Yasukuni, donde se rinde tributo a los japoneses que murieron en guerras.
Las visitas desataron las protestas de China y Rusia, países con los que Japón estuvo enfrentado cuando era una potencia imperialista.
Durante una comunicación telefónica, los ministros de Asuntos Exteriores de China y Rusia, Wang Yi y Sergey Lavrov, acordaron aunar esfuerzos para rechazar “cualquier intento de glorificar el militarismo» y detener “cualquier plan para falsificar la historia».
Las visitas a Yasukuni son un «desafío a la conciencia humana y la justicia internacional», dijo Wang durante el diálogo.
«Todos los países y la gente amantes de la paz no pueden tolerar el acto de Japón y deben denunciarlo», añadió.
Yasukuni, abierto en 1869, conmemora a más de 2,4 millones de muertos en guerra, entre ellos a criminales de la Segunda Guerra Mundial, como el ex primer ministro Hideki Tojo, revela Kyodo.
Considerado como símbolo del pasado militarista de Japón, cada vez que una alta autoridad japonesa visita el santuario, origina protestas de países como China y Corea del Sur. (International Press)
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