Esta mañana, el gobierno japonés presentó su plan de emergencia para contener la expansión del coronavirus a un panel de expertos. Una vez aprobado, se informará al Congreso y se comunicará a la población en un mensaje del primer ministro Suga a las 17.15 horas de hoy. La emergencia se activará esta medianoche y estará en vigor hasta el próximo 7 de febrero.
Las medidas marcarán la segunda declaración de emergencia con acciones concentradas y limitadas a los restaurantes, bares y afines.
La emergencia se aplicará en el área metropolitana de Tokio y en las prefecturas vecinas de Kanagawa, Chiba y Saitama donde los gobernadores se adelantaron y anunciaron el recorte del horario de atención hasta las 20.00 horas para restaurantes, bares y locales donde sirvan alcohol. También han pedido a la población abstenerse de salir después de esa hora salvo para cosas urgentes.
Los asesores de gobierno atribuyen el 60% de los nuevos contagios a las cenas en restaurantes y reuniones en bares donde las personas entre los 20 y 50 años contraen el virus y lo llevan a casa o al centro de trabajo. De los 6.004 casos reportados ayer, 439 eran de veinteañeros.
La autoridad será más flexible con las escuelas y universidades que permanecerán abiertas. Los exámenes de ingreso a la universidad están próximos y no quieren alterar la programación establecida.
Es probable que los grandes almacenes y cines permanezcan abiertos.
¿TENDRÁ EL EFECTO DESEADO LA DECLARCIÓN DE EMERGENCIA?
Para algunos críticos citados por el diario Nikkei, la medida llega demasiado tarde y su impacto será limitado. Japón permitió a su población movilizarse por miles hacia los templos en Año Nuevo, aún con la cancelación del servicio de trenes en la madrugada del primer día de enero.
Otra gran masa de personas se junto en las calles de Tokio y Kanagawa para seguir la etapa final de la maratón por relevos de Ekiden, una tradición de Año Nuevo.
Estas actividades aún están por pasarle factura a los centros médicos con un mayor número de nuevos contagiados por coronavirus y más muertos. “El movimiento de personas durante diciembre no disminuyó y el número de casos de mantuvo alto durante los primeros días de enero”, dijo esta semana el primer ministro, Yoshihide Suga, sin ningún atisbo de responsabilidad por el deterioro de la situación en Japón. “Tiene que haber un mensaje fuerte”, afirmó.
No es primera vez que Suga da signos de falta de reflejos y decisiones lentas por malas valoraciones. Cuando le advirtieron a principios de noviembre que el programa de turismo nacional subvencionado “Go To Travel” estaba llevando el virus por todo Japón, tardó semanas vitales en anunciar su suspensión. Cuando lo hizo el aumento de casos se había desatado.
Expertos en epidemiología de la Universidd de Kyoto dijeron hoy que a finales de febrero, tres semanas después de finalizado el plazo de la segunda declaración de emergencia, el número de casos diarios por coronavirus caería a 100 solo en Tokio, la misma cantidad de infecciones registradas luego de la emergencia que se extendió de abril a mayo del año pasado. (International Press)
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