Alrededor del 90 % de los adolescentes que culminan la secundaria en la remota isla de Fukue, parte del archipiélago de Goto, en la prefectura de Nagasaki, emigran para seguir estudios superiores o trabajar.
Como consecuencia, la isla tiene cada vez menos habitantes y su población envejece.
Para lidiar con la crisis demográfica, la isla ha abierto sus brazos para recibir a jóvenes vietnamitas en reemplazo de su población joven.
¿Cómo? A través de una escuela con subsidios.
En abril, 16 jóvenes vietnamitas aterrizaron en Fukue para estudiar durante dos años en una escuela de idioma japonés.
El objetivo es que los extranjeros aprendan japonés para que más adelante puedan llevar estudios superiores o conseguir empleo en Japón, informa Kyodo.
Casi todos ellos hacen arubaito (trabajo a tiempo parcial) para cubrir sus gastos. Los estudiantes extranjeros pueden trabajar hasta 28 horas a la semana.
Uno de esos estudiantes es Lam Nhat Hai, un joven de 19 años para quien la experiencia en Fukue es positiva.
El estudiante destaca que la gente es muy amable y que el ambiente tranquilo de la isla le permite concentrarse en sus estudios.
Lam aspira a aprender japonés para estudiar turismo en una universidad de Kioto. Su gran sueño (“estoy trabajando duro”, dice) es abrir un hotel en su país.
No solo estudiantes como él están contentos en la isla. También los lugareños. Los jóvenes vietnamitas, según Kyodo, se han “ganado el corazón” de los residentes locales, disipando las preocupaciones previas sobre su adaptación a la isla.
El director de la escuela destaca el deseo “excepcionalmente alto” de estudiar de los vietnamitas, y elogia su valor y determinación.
«Espero que actúen como un puente entre las islas de Goto y el mundo», dice.
El dueño de un restaurante que da empleo a dos estudiantes vietnamitas está muy agradecido con ellos, de quienes dice que son serios y tienen agallas. Si puede, le gustaría contratar a uno más.
Que la comunidad aprecia a los jóvenes extranjeros se hace patente en las donaciones de alimentos (arroz, verduras) que han recibido de residentes, preocupados por el recorte de sus ingresos debido al cierre de negocios por la pandemia de coronavirus.
El líder de una asociación de ciudadanos dice que buscan darle ánimos a los estudiantes vietnamitas que, afirma, “están haciendo su mejor esfuerzo». La inyección de juventud ha revitalizado a esta envejecida isla. «Toda la isla está obteniendo energía de ellos», subraya.
El edificio donde funciona la escuela ha sido cedido por las autoridades de Goto que, además, proporciona 480 mil yenes (4.600 dólares) en subsidios para cubrir parte de la matrícula anual de 540 mil yenes (5.200 dólares).
La escuela es administrada por una corporación educativa con sede en la prefectura de Kumamoto. Su plan es ampliar el número de estudiantes a 100. (International Press)
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