En septiembre, la policía en Japón arrestó a dos hombres de Nepal por recibir de manera irregular sendos préstamos otorgados por el Consejo de Bienestar Social de Tokio a personas cuyos ingresos han caído por la pandemia de coronavirus.
Los nepalíes, que trabajaban en restaurantes, solicitaron los préstamos alegando que sus ingresos se habían reducido a cero, cuando lo cierto era que percibían casi 200 mil yenes (1.880 dólares) al mes.
Además de hacer trampa, uno de ellos admitió que jamás tuvo la intención de devolver el dinero.
La detención de los dos hombres produjo un efecto en cadena: durante un periodo aproximado de 20 días, 60 extranjeros cancelaron sus solicitudes de préstamo en Tokio, revela Mainichi Shimbun.
Más aún, siete extranjeros que ya habían recibido los préstamos devolvieron un total de 4 millones de yenes (37.600 dólares).
La policía afirma que lo más probable es que las 67 personas tuvieron miedo de que se descubriera que sus solicitudes eran fraudulentas.
«Hay indicios de que este tipo de estafa se propaga de boca en boca, por lo que este caso (el de los nepalíes) probablemente sea solo la punta del iceberg», declara un policía a Mainichi.
Los consejos de bienestar social de Japón, con el respaldo del gobierno nacional, otorgan préstamos de emergencia de hasta 200.000 yenes o de apoyo integral de hasta 600.000 yenes (5.640 dólares) a familias cuya situación económica se ha deteriorado gravemente por el virus.
Los préstamos están libres de intereses y se pueden devolver en periodos de dos y diez años, respectivamente.
Ante la situación de emergencia creada por la pandemia, las solicitudes de préstamo se han simplificado (ahora basta con presentar un informe de ingresos; antes se exigían recibos de pago detallados o libretas de banco), lo que habría contribuido a facilitar los fraudes. (International Press)
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