Daisuke Yoshida (un seudónimo, no da su verdadero nombre por pudor) tiene 38 años y antes de la pandemia de coronavirus poseía, con su esposa, un alojamiento para turistas en la región de Tokai.
El virus destruyó su negocio. Los ingresos de los Yoshida se desplomaron un 80 % interanual en la primavera. En mayo, su único cliente fue una familia. Quebraron.
La crisis financiera trajo consigo una crisis matrimonial. La relación comenzó a agriarse, las peleas a escalar, hasta que se separaron.
Su esposa y su hija de 5 años se mudaron con los padres de su cónyuge. Yoshida, sin casa, vive en su coche.
Ahora, hace trabajos ocasionales que le dan para comer.
Su penoso caso está lejos de ser aislado entre hombres de mediana edad, advierte Japan Today, que reproduce un artículo de la revista Spa!
Masao Hishida tiene 53 años. Durante su juventud fue estudiante universitario, pero tuvo que abandonar los estudios por falta de dinero. Desde entonces, ha sobrevivido haciendo todo tipo de trabajos precarios, desde un cibercafé donde lo explotaban hasta labores de limpieza en zonas contaminadas por la radiación nuclear en Fukushima.
Ha trabajado en Hokkaido y Hiroshima, entre otras prefecturas. La búsqueda de trabajo lo ha llevado por distintas partes del país.
En una de las compañías en las cuales trabajó, los empleados trabajaban en exceso, eran mal pagados y, para colmo, víctimas de bullying. Un trabajador se suicidó.
Su mala fortuna parecía haberse acabado cuando en Tokio halló empleo en una fábrica y una habitación proporcionada por la empresa. Por fin parecía que había encontrado estabilidad.
La pandemia dinamitó todo. Lo echaron y no solo perdió trabajo, sino también techo.
Durante un tiempo recibió el apoyo de una organización sin fines de lucro. Ahora está completamente solo.
Duerme sobre todo en parques. Le avergüenza no poder bañarse, el olor que desprende y que los niños huyan de él. Para no incomodarlos, ni a sus padres, se mueve de parque en parque. Cuando la revista lo entrevistó, solo tenía 2.000 yenes (19 dólares) en el bolsillo. (International Press)
Be the first to comment