Si antes los turistas eran bienvenidos como fuente de ingresos, ahora se les teme como posible transmisores del coronavirus. Eso está pasando en gran parte del mundo, como en el pueblo de Yoron, ubicado en la prefectura de Kagoshima.
El alcalde de Yoron, una isla con alrededor de 5.200 habitantes, ha pedido a la gente que se abstenga de visitar el popular destino turístico.
Entre el miércoles y el domingo se han reportado 34 casos de coronavirus y se sospecha de dos focos de infección: un hospital y un restaurante, revela la NHK.
El alcalde, Motomune Yama, advirtió de que la capacidad de atención médica en el pueblo es limitada y de la gran presencia de población anciana.
Por otro lado, señaló la posibilidad de que se produzcan tifones, con lo cual sería necesario el uso de refugios para albergar a los damnificados. Y estos refugios, por lo general espacios cerrados, concurridos y donde es difícil la distancia física, podrían diseminar el virus.
Aunque la petición realizada por el alcalde golpea al turismo local, el propietario de un alojamiento y líder de una asociación turística en el pueblo reconoce que lo más importante ahora es evitar que el coronavirus se propague.
Por ello, se sumó al pedido del alcalde para que los turistas no visiten la isla y aseguró que una vez que la situación esté bajo control trabajarán para que el pueblo nuevamente acoja a gente del exterior. (International Press)
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