El estado de Nueva York, el epicentro mundial del coronavirus, superó este lunes la barrera psicológica de los 10.000 fallecidos por COVID-19, aunque con la esperanza de que «lo peor ha acabado» y con la mirada puesta en la reactivación progresiva de la actividad económica de manera lenta, segura y gradual.
Con 10.056 muertos por la pandemia, Nueva York, que tiene 19 millones de habitantes, se ha unido al dramático grupo de países que como Italia, España, Francia y Reino Unido han superado también estas cifras que se traducen en hospitales desbordados, morgues que no dan abasto, familias destrozadas por la pérdida de sus seres queridos y la economía paralizada.
El gobernador de Nueva York, Andrew Cuomo, comparó los fallecidos con las 2.753 víctimas mortales causadas por los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001, el evento que más ha marcado a los estadounidenses y a los neoyorquinos en la historia reciente del país.
«LO PEOR SE HA ACABADO»
Sin embargo, apuntó que el número de muertos de las últimas horas (671) es el más bajo de los últimos seis días, que el número de hospitalizaciones registrado ayer fue de 1.958, la menor cifra desde el 29 de marzo, y que el dato de enfermos admitidos en la unidad de cuidados intensivos fue de 83, manteniéndose por debajo de los cien ingresos diarios, como ha ocurrido en las ultimas tres jornadas.
Con más de 195.000 personas afectadas, el gobernador considera que todos estos datos apuntan a que la situación ha alcanzado una estabilización: «Creemos que hemos alcanzado el altiplano (de la curva) en el aumento del número de casos. No están descendiendo, pero no están aumentando al mismo ritmo (…) lo que relativamente son buenas noticias», dijo el gobernador.
«¿Lo peor se ha acabado?», se preguntó antes de contestar «Sí, si continuamos avanzando de manera inteligente», agregó, en referencia a la necesidad de retomar de manera progresiva la actividad económica.
Sin embargo, advirtió de que «no va a haber una epifanía, no va a haber una mañana con los titulares diciendo: ¡Aleluya, se ha acabado! Eso no va a pasar».
El alcalde de la ciudad de Nueva York, Bill de Blasio, compartió el optimismo de Cuomo y aseguró que la situación está avanzando «en buena dirección» a juzgar por los datos de casos positivos y pacientes hospitalizados y en cuidados intensivos.
«Me complace informar de que vemos que todos los indicadores se mueven en buena dirección, todos van juntos a la baja. Es un buen día, es el día 1. Tenemos que seguir trabajando juntos para que sigan yendo en la buena dirección y quiero que todo el mundo se lo tome personalmente. Los números son abstractos pero representan seres humanos», explicó.
No obstante, adelantó que la ciudad se encuentra en una fase de «transmisión amplia» del coronavirus que no pasará a ser «baja» hasta junio como mínimo, según sus estimaciones, lo que le llevó a reafirmar su decisión de cerrar las escuelas del sistema publico hasta el próximo curso escolar, algo en lo que ha chocado con el gobernador Cuomo, que sostiene que esta es una decisión suya y no de la alcaldía.
«Este mes es de transmisión amplia y el próximo mes, probablemente todo mayo, también. En junio espero que pasemos a la siguiente fase, y eso pone a las escuelas en perspectiva. Es muy incierto cuándo empezaremos a recorrer ese camino y lo que tiene sentido es cerrar las escuelas», indicó De Blasio, que atribuyó su decisión a las recomendaciones de los expertos.
LA MIRADA PUESTA EN LA RECUPERACIÓN
Mientras continúa la lucha por reducir el número de muertes y de contagios, Cuomo adelantó que ya empieza a poner la mirada en un plan para retomar la vida social y reactivar la economía de manera segura, gradual y en coordinación con otros estados estrechamente vinculados a Nueva York para evitar un repunte de infecciones por el nuevo coronavirus. EFE
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