Mika Nishiyama, una mujer que trabajaba como enfermera en un hospital en la prefectura de Shiga, cumplió una condena de 12 años de prisión por la muerte de un paciente en 2003.
La mujer, hoy de 40 años, fue absuelta por el Tribunal de Distrito de Otsu, que concluyó que la víctima, un hombre de 72 años, murió muy probablemente por causas naturales, informó Kyodo.
El tribunal determinó que no hubo asesinato y que el paciente habría sufrido una arritmia o falta de oxígeno.
Sus abogados presentaron la opinión de un médico, que señaló la arritmia como una posible causa de muerte.
Nishiyama declaró a los medios después de conocer el fallo: «Estoy muy feliz. Mis padres derramaron lágrimas de alegría».
La exenfermera celebró el veredicto con su madre, que estuvo en el tribunal llorando.
Nishiyama fue condenada en 2005 por un tribunal que determinó que mató al paciente al quitarle el respirador.
La mujer, que padece una leve discapacidad intelectual, admitió en un interrogatorio haber asesinado a la víctima, pero después se retractó, asegurando que había sido coaccionada por la policía.
Esa confesión forzada fue usada para sentenciarla.
Sin embargo, el tribunal que la absolvió no le dio crédito a la autoincriminación y determinó que un policía involucrado en el caso usó el hecho de que Nishiyama había desarrollado un afecto de naturaleza sentimental hacia él para forzar una confesión que coincidiera con la evidencia circunstancial.
De acuerdo con el tribunal, el policía ejerció una fuerte influencia sobre ella y logró controlar sus declaraciones.
«No podemos retroceder el tiempo, pero este caso ha planteado una gran pregunta sobre cómo funciona la justicia penal (en Japón)», advirtió. (International Press)
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